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La protección del monumento

Después de haber sufrido en los últimos años la acción depredadora de vandálicos visitantes, que dejaron el triste recuerdo de su presencia en este monumento arqueológico, hoy patrimonio de la Humanidad, escribiendo nombres y fechas en la piedra labrada, se ha optado por enmallar el recinto e impedir el acceso directo a las ruinas de parte del público.

Ahora solo pueden ser observadas desde una colina más alta, sin la posibilidad de caminar sobre las esculturas, ya bastante maltrechas por la acción del hombre, la lluvia, el sol y los vientos.

Gran parte de estas urgentes medidas de protección se deben a la labor de las investigaciones llevadas a cabo por la Deutsche Forschungsgemeinschaft de Alemania, una misión arqueológica de la Universidad de Bonn liderizada por el Dr. Alfred Meyer en la década de los 80 del siglo pasado.

Texto y Fotos: Jorge Orías Herrera
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