La verdadera máquina del tiempo que contribuyó a que viajáramos al pasado y al futuro
20/10/2018 - 18:45:15
BBC.- Gracias a los descubrimientos cient�ficos y los avances tecnol�gicos, vivir en el siglo XIX implic� asimilar cambios tan fascinantes como aturdidores.
El planeta se hab�a revelado como inimaginablemente viejo, flotando en un Universo extraordinariamente vasto y los signos de la divinidad se hab�an hecho gradualmente borrosos.
Las m�quinas de la Revoluci�n Industrial hac�an sentir a la humanidad todopoderosa y prescindible al mismo tiempo.
El cient�fico que ha dedicado su vida a construir una m�quina del tiempo (y la conmovedora historia que lo inspir�)
Fue una �poca de grandes esperanzas y profundos temores, y hubo una m�quina que encarn� ambos.
Una m�quina que nunca existi�, excepto en las mentes de sus creadores, pero que inspir� la creaci�n de lo necesario para cumplir su cometido, en nuestras mentes.
Una obra de un genio en ciernes en el comienzo de su carrera, y de un joven y brillante ingeniero.
El cient�fico
Herbert George Wells era un joven estudiante de ciencias que hab�a explorado a fondo la evoluci�n y la f�sica. Estaba absolutamente al tanto de los temas de vanguardia de la ciencia de finales del siglo XIX.
Como varios contempor�neos, comenz� a pensar c�mo reconciliar el problema del progreso y el de la decadencia. El futuro del mundo y su fin.
Y convirti� esos problemas en un extraordinario romance cient�fico.
"La m�quina del tiempo", una de las mejores historias de ciencia ficci�n escritas jam�s, apareci� primero como una serie en las revistas de Londres y luego como libro en mayo de 1895.
Es la historia de un hombre que inventa un dispositivo que lo transporta a trav�s del tiempo. Es una meditaci�n sobre el futuro de la ciencia, la civilizaci�n y la humanidad misma.
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La obra, con su sombr�a visi�n de un futuro c�smico e industrial, ciment� la reputaci�n de Wells y lo hizo ampliamente conocido.
Pero lo que es mucho menos conocido es que lo llev� a involucrarse en un extraordinario proyecto para construir una m�quina que pudiera evocar la experiencia de viajar en el tiempo.
El ingeniero
"La m�quina del tiempo" tuvo muchos lectores a finales del siglo XIX y uno de ellos fue un ingeniero llamado Robert William Paul, quien estaba inmerso en las nuevas redes de comunicaciones y electrotecnolog�a.
En 1891, con solo 22 a�os, Paul estableci� su propia empresa en Hatton Garden, el Silicon Valley de la capital brit�nica de finales del siglo XIX.
La firma fabricaba equipos astutamente dise�ados para la red global de telecomunicaciones, que depend�a de la se�alizaci�n el�ctrica de largo alcance y en los equipos de transmisi�n producidos en masa.
Cuando se abrieron en Londres las primeras salas de cinetoscopios, donde los clientes pagaban dos peniques para ver im�genes en movimiento simples en m�quinas para un solo espectador, Paul consigui� el contrato para copiar estos dispositivos.
Se dio cuenta de que la ganancia se multiplicar�a r�pidamente si encontraba la manera de mostrar esas visiones a multitudes enteras simult�neamente: un teatro de im�genes en movimiento.
Cuando ley� la historia de Wells en mayo de 1895, Paul no s�lo comprendi� su mensaje sino que de inmediato reconoci� sus posibilidades t�cnicas y comerciales.
Invit� a Wells a su taller y, para octubre de 1895, los dos hombres hab�an desarrollado "una novedosa forma de entretenimiento en el que los espectadores tendr�n la sensaci�n de viajar en una m�quina a trav�s del tiempo".
Magia
El concepto entonces era otro: no buscaban crear una m�quina que nos llevara a otra �poca f�sicamente sino mentalmente, a trav�s de los sentidos.
La tecnolog�a que les permitir�a hacerlo era la de la linterna m�gica, una atracci�n extraordinariamente popular en ese tiempo.
El dispositivo era simple: una caja de madera en la parte posterior, con una luz muy brillante en su interior, y diapositivas.
La luz pasaba a trav�s de un tubo y una lente, y se pod�a enfocar en una pantalla distante.
Las im�genes eran generadas por complejas diapositivas en movimiento.
Para que tengas una idea de la magia que fascinaba a los victorianos, una imagen, que ver�s a continuaci�n y que fue creada por Jeremy Brooker, el director de la Sociedad de la Linterna M�gica de hoy en d�a para la BBC.
Es la proyecci�n de tres diapositivas a la vez:
una imagen de fondo fija, a la que luego se le pod�a agregar un efecto, en este caso,
la luz en la ventana de la casa.
y la tercera linterna agrega movimiento: nieve cayendo.
Si imaginas una narraci�n que se anime con la aparici�n de la luz en la ventana de arriba y con la nieve empezando a caer, algo de m�sica y una audiencia que no ha visto cine... m�gico.
Una extraordinaria combinaci�n de ingenier�a, naturaleza, entretenimiento y ciencia... con un alto nivel de peligro.
"Hoy en d�a usamos bombillas LED para iluminar las diapositivas, pero en ese entonces usaban gas, por eso las linternas m�gicas ten�an una chimenea en la parte superior, para eliminar el calor", cuenta Brooker.
Efectivamente, quemaban gases incandescentes que pod�an explotar f�cilmente... y estaban en medio de la audiencia.
"Hay descripciones realmente espantosas de accidentes por la mezcla y explosi�n de gases en el medio del auditorio, porque el oxihidr�geno es esencialmente una bomba", se�ala Brooker.
Proyecci�n
Robert Paul no planeaba usar precisamente una linterna m�gica, sino inventar una nueva forma de tecnolog�a.
En 1895, se sab�a que mostrar fotos consecutivas pod�a dar la impresi�n de movimiento, como en los cinetoscopios.
Pero era una experiencia solitaria y Paul, como otros tempranos cineastas, quer�a hacerla social.
Lo que estaba creando era un proyector.
Y efectivamente, dio varios de los primeros pasos para lograrlo, por lo que es considerado como un pionero tecnol�gico.
Pero hab�a un elemento final para completar esa la m�quina del tiempo.
Movimiento
Wells hab�a descrito el viaje en el tiempo como perturbadoramente cin�tico a trav�s de su personaje, un cient�fico que crea la m�quina y le cuenta a sus amigos lo que vio en sus viajes al pasado y al futuro.
"Temo no poder transmitir las peculiares sensaciones del viaje a trav�s del tiempo. Son extremadamente desagradables.
Se experimenta un sentimiento sumamente parecido al que se tiene en las monta�as rusas zigzagueantes (�un irresistible movimiento como si se precipitase uno de cabeza!). Sent� tambi�n la misma horrible anticipaci�n de inminente colisi�n".
La idea era poner al p�blico en una sala con im�genes proyectadas, pero sentados en plataformas m�viles para darles esa horrible sensaci�n de ser sacudidos hacia el futuro.
Todo un arte
Esa m�quina del tiempo de hace 120 a�os combinaba los sorprendentes avances t�cnicos de Paul en el dise�o de im�genes en movimiento: la invenci�n del proyector de cine; la ingeniosa t�cnica de proyectar y luego interrumpir cada cuadro a medida que avanza junto con la ambiciosa experiencia sensorial del cine, con asientos mecedores y pantallas de proyecci�n cambiantes.
Iba a ser una experiencia que sent�as en todo el cuerpo a medida que viajabas mentalmente hacia el futuro y el pasado, viendo por ti mismo lo que ten�a reservado y lo que quedar�a de las ruinas tras la embestida del industrialismo victoriano.
El proyecto nunca se complet�, pero eso no quiere decir que no rindi� frutos: el ic�nico libro de Wells inspir� la invenci�n del proyector y tambi�n del estudio de cine.
Paul abri� uno de los primeros en Gran Breta�a en 1897 y se convirti� en una figura central en los comienzos del cine, haciendo pel�culas extraordinariamente creativas y alegres.
Pero m�s all� de eso, el proyecto de Wells y Paul form� parte de la creaci�n del s�ptimo arte, que a lo largo de las d�cadas ha sido la realizaci�n de su sue�o: nos permite viajar mentalmente a trav�s del tiempo, el espacio y la imaginaci�n.
*Este art�culo es una adaptaci�n basada en el documental de la BBC "Monstruos mec�nicos" con el experto en Historia y Filosof�a de la Ciencia Simon Schaffer, de la Universidad de Cambridge.
