Annabelle, la muñeca diabólica de El Conjuro: Un caso real y espeluznante
03/10/2014 - 15:25:20
EMOL.- Una de las presencias sobrenaturales m�s aterradoras que aparecen en la pel�cula de terror �El Conjuro�, la taquillera cinta del director James Wan basada en hechos reales ocurridos en la d�cada del 70� en la casa de la familia Perron en Rhode Island, Estados Unidos, es una mu�eca diab�lica llamada Annabelle.
Si bien en la historia real de los sucesos paranormales que afectaron a la familia Perron no aparece esta mu�eca (el director James Wan la redise�� para darle un aspecto m�s inquietante), su existencia fue totalmente ver�dica. Y los pormenores de su caso, que le har�an erizar los cabellos al m�s valeroso, tambi�n fueron investigados por Ed y Lorraine Warren, la famosa pareja de demon�logos e investigadores paranormales que aparecen en la pel�cula �El Conjuro� luchando contra los esp�ritus mal�volos de la casa.
La historia de espanto de la mu�eca Annabelle comenz� en 1970, cuando una madre compr� en una tienda especializada una vieja mu�eca de trapo, de la tradicional l�nea de productos infantiles conocidos como Raggedy Ann, para regal�rsela a su hija Donna, una joven de 20 a�os que estudiaba enfermer�a. Lo primero que hizo la muchacha, que compart�a un apartamento con una amiga llamada Angie, fue poner a la mu�eca en su cama.
Pero a los pocos d�as comenzaron a suceder cosas extra�as. La mu�eca, que siempre era dejada por su due�a en el dormitorio o en un sill�n en una posici�n horizontal y con las piernas cruzadas, comenz� a aparecer misteriosamente en otras partes de la casa. Aparec�a en el comedor, en posici�n vertical o de pie, o bien arrodillada en la puerta de entrada, como si de repente hubiera comenzado a moverse por s� sola. Para empeorar la situaci�n, las dos moradoras del apartamento comenzaron a encontrar mensajes escritos en un papel de pergamino, con una letra de ni�o peque�o, que dec�an: �Ay�danos� y �Ayuda a Lou� (Lou era el nombre del novio de Donna).
El siguiente incidente tambi�n fue sorprendente. Las dos amigas encontraron a la mu�eca con gotas de sangre en su pecho y sus manos, por lo que decidieron buscar la ayuda de una m�dium para que hiciera una sesi�n de espiritismo en el mismo apartamento. De ese modo supieron que el presunto esp�ritu que animaba a la mu�eca correspond�a al de una ni�a de siete a�os llamada Annabelle Higgins, quien hab�a muerto tr�gicamente hace muchos a�os en el mismo lugar donde viv�an.
El esp�ritu, adem�s, le comunic� a la m�dium otra cosa inquietante. Dijo que se sent�a en paz viviendo con Angie y Donna, por lo que quer�a seguir viviendo en la casa bajo la forma de la mu�eca. Las dos chicas, compadecidas por la historia de la ni�a muerta, respondieron afirmativamente. Ignoraban que el supuesto esp�ritu de Annabelle escond�a en verdad a una presencia ominosa.
La mu�eca diab�lica
Lou, el novio de Donna, fue el primero en sufrir las consecuencias. El joven no s�lo hab�a querido deshacerse de la mu�eca desde la primera vez que la tuvo en sus manos, sino que tambi�n comenz� a sufrir recurrentes pesadillas con el juguete. Una noche, tras despertar de un mal sue�o, mir� al pie de su cama y vio, estupefacto, la aterradora figura de la mu�eca de trapo. El juguete trep� en cuesti�n de segundos a su cama e intent� estrangularlo, aunque s�lo consigui� desmayarlo.
Tras recuperar la conciencia, Lou se dirigi� de inmediato a la casa de su novia decidido a destruir a la mu�eca. Pero, tras llegar y saludar a Donna, escucharon ruidos procedentes del dormitorio de la chica, como si varias personas estuvieran hablando all�. Al entrar no vieron a nadie, s�lo a Annabelle sentada en una esquina. En ese preciso momento Lou se toc� el pecho transido de dolor. Cuando se abri� la camisa, que sorprendentemente estaba empapada en sangre, descubri� que ten�a siete marcas de garras distintas, tres verticales y cuatro horizontales, que le desgarraban la piel como si fueran quemaduras.
Convencidos definitivamente que el esp�ritu que animaba a la mu�eca era hostil y maligno, Donna y sus amigos se pusieron en contacto con algunas autoridades eclesi�sticas, quienes los pusieron en contacto con Ed y Lorraine Warren. Esta pareja de investigadores paranormales lleg� de inmediato a la conclusi�n m�s obvia: el esp�ritu que se encontraba unido a la mu�eca no era el de una inocente ni�a, sino que una presencia diab�lica no humana que deseaba poseer el alma de Donna.
Los Warren, para mantener a salvo a los tres j�venes, decidieron llevarse a Annabelle a su casa y lo consiguieron a duras penas. En el viaje el motor, la direcci�n y los frenos del auto comenzaron a fallar y los desperfectos s�lo cesaron cuando Ed Warren roci� a la mu�eca de trapo con agua bendita. Ya en el domicilio de los investigadores, la mu�eca sigui� dando problemas. Levit� al menos un par de veces y comenz� a aparecer en las distintas habitaciones de la casa, incluido en el mismo asiento de Ed Warren.
Los Warren, convencidos que la mu�eca estaba embrujada por una entidad demon�aca, contactaron al sacerdote Jason Bradford para que hiciera un exorcismo. Pero �ste, al ver a Annabelle, s�lo exclam�: �Es s�lo una mu�eca de trapo. No puede hacer da�o a nadie�. Incre�blemente, cuando el religioso se retir� de la casa de los Warren, su auto sufri� un desperfecto en los frenos y termin� fuera de la carretera. El cura salv� con vida de milagro.
Encerrada en una urna de cristal
Los Warren, que en 1952 hab�an fundado la Sociedad de Investigaci�n Ps�quica de Nueva Inglaterra, finalmente, hicieron construir una urna de cristal y encerraron all� a Annabelle. Con los a�os se transform� en una de las principales atracciones del famoso museo del ocultismo de Connecticut, lugar donde permanece en la actualidad.
La mu�eca llamada Annabelle nunca m�s volvi� a moverse, pero hace varios a�os hizo de nuevo noticia por un hecho bastante misterioso. Un adolescente, que visitaba el museo en compa��a de su novia, se burl� de la mu�eca y comenz� a golpear la casilla donde �sta estaba encerrada. El propio Ed Warren los expuls� del lugar y vio como la pareja se alejaba en moto. Lo incre�ble es que mientras el muchacho segu�a haciendo chistes sobre Annabelle, perdi� de repente el control del veh�culo y se estrell� contra un �rbol. El adolescente muri� en el acto y su acompa�ante debi� pasar varios meses internada en un hospital.
Los entendidos afirman que la urna de cristal donde descansa Annabelle parece evitar que la mu�eca se mueva, pero no son pocos los que especulan que la espeluznante entidad que le dictaba sus movimientos sigue all�, a la espera del d�a en que nuevamente pueda ser libre.
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