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Emilio Martínez Cardona

Benedetti: retrato crítico

19/05/2009 - 12:44:40

Dec�a que �Entre la literatura y la revoluci�n, la prioridad es la revoluci�n� y que �Matar es un agrio deber revolucionario�.

Fue uno de los fundadores y principales dirigentes del Movimiento 26 de Marzo, fachada legal del MLN-T (Movimiento de Liberaci�n Nacional-Tupamaros), organizaci�n terrorista que asol� el Uruguay en plena democracia desde el a�o 1963, con asesinatos, secuestros y robos multimillonarios.

Estuvo entre los pocos intelectuales que defendieron a Fidel Castro cuando apres� al poeta Heriberto Padilla y call� vergonzosamente ante los fusilamientos ordenados por el dictador cubano en el 2003.

Hablo, por supuesto, y aunque rompa muchos corazones ingenuos, de Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia, m�s conocido por su primer nombre y apellido. Caballero de sonrisa bonachona e ideas totalitarias, pero sobre todo un mal, muy mal poeta.

�Benedetti es un escritor para consumo de la superficialidad y los aficionados a los lugares comunes�, ha dicho de manera tajante el colombiano Eduardo Escobar, un juicio que s�lo puedo compartir y que de hecho comparten prestigiosos cr�ticos y acad�micos del mundo entero.

Y es que si hubo grandes escritores latinoamericanos que defendieron posturas pol�ticas igual de abyectas, como el argentino Julio Cort�zar o el tambi�n uruguayo Juan Carlos o­netti, �stos fueron creadores de una obra literaria �nica e innovadora, que supera ampliamente los deslices cometidos en el campo ideol�gico.

No puede decirse lo mismo de Benedetti.

Alberto Chimal lo encuentra �sospechoso de excesiva complacencia, de sentimentalismo, de simplismo. Y fue culpable con una frecuencia alarmante. Peor a�n, su obra po�tica, que se fue recogiendo en ediciones sucesivas llamadas siempre Inventario, deja ver cada vez menos poes�a a medida que pasan los a�os y cada vez m�s f�rmulas, m�s lugares comunes, m�s pr�dicas a admiradores ya convencidos. El padre espiritual de sus poemas pudo haber sido, entre otros, Bertolt Brecht, pero tiene entre sus hijos a Ricardo Arjona y otros todav�a peores�.

A�n m�s contundente es Alber V�zquez, quien califica a su poes�a de �pedante, odiosa, pueril, cargante, malograda, cansina y aburrevacas�. El argentino dice que �Benedetti es un poeta de medio pelo al que una legi�n de indolentes con poca o nula experiencia lectora ha encumbrado m�s all� de todo lo razonable� y concluye defini�ndolo como �Probablemente, el peor poeta del mundo�.

Su carrera literaria fue, durante a�os, una minuciosa colecci�n de fracasos. En 1945 su primer libro, el poemario La v�spera indeleble, no vendi� ni un solo ejemplar. Tres a�os despu�s, su segunda obra corri� la misma suerte. Benedetti pidi� un pr�stamo tras otro para pagar las ediciones de su tercer, cuarto, quinto, sexto y s�ptimo libro entre 1949 y 1953, los mismos que fracasaron ostensiblemente. Reci�n en 1956, con Poemas de la oficina, consigui� vender la modesta suma de 500 ejemplares. Pero entonces, algo pas� en 1959. La revoluci�n cubana. Y Benedetti encontr� en el r�gimen castrista la inspiraci�n necesaria, y la angustia existencial cedi� espacio a las certezas pol�ticas y la incertidumbre dej� lugar a odios concretos, como Estados Unidos y la burgues�a.

De esos primeros tiempos revolucionarios datan el volumen de cuentos Montevideanos, el mismo a�o de la entrada de Castro y Guevara en La Habana, as� como la novela La tregua (1960). Pero lo cierto es que la revoluci�n cubana provey� algo m�s que simple inspiraci�n. A partir del alineamiento p�blico de Benedetti con la ortodoxia marxista-leninista y sobre todo desde 1967, cuando pas� a desempe�arse como funcionario del gobierno cubano dirigiendo el Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Am�ricas, el aparato cultural-propagand�stico de la isla lo catapult� a toda Am�rica Latina, retribuyendo su adhesi�n sin condiciones al nuevo sistema dictatorial.

Fidel Castro necesitaba intelectuales que le lavaran la cara a su gobierno en medios internacionales y Benedetti fue uno de los que mejor cumpli� esa labor. En 1968, por ejemplo, ante el alejamiento de la revoluci�n del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, que opt� por el camino del exilio, no dud� en descalificarlo diciendo que era �un gusano y no precisamente de seda�.

Otro tanto hizo en 1971, cuando el r�gimen castrista encarcel� al poeta Heriberto Padilla acus�ndolo de contrarrevolucionario, para despu�s obligarlo a firmar una carta de arrepentimiento. Un grupo de 61 intelectuales, entre los que se contaban Jean-Paul Sarte, Alberto Moravia, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, firm� una solicitada descreyendo de tal carta y denunciando a Castro por usar m�todos de represi�n estalinistas. Benedetti, en cambio, public� un art�culo en defensa del r�gimen en el que afirmaba que entre la revoluci�n y la literatura, hab�a que escoger la primera.

Por la misma �poca, Benedetti se decid� a fustigar a la democracia uruguaya, abonando el terreno para quienes buscaban derribarla a tiros: los tupamaros. �Se fue generando un clima favorable a la guerrilla, y en esa tarea Benedetti tuvo una influencia importante�, explica el analista Hebert Gatto, estudioso de la ideolog�a tupamara. Como parte de esa campa�a, public� en 1971 la novela El cumplea�os de Juan �ngel, un alegato en favor de la lucha armada. En la obra el protagonista va cumpliendo distintas edades a lo largo de 24 horas. Al final del libro, con 33 a�os conoce al l�der guerrillero Marcos, que le explica que matar es un agrio deber, y abraza la revoluci�n. El subcomandante Marcos, l�der de la guerrilla zapatista, tom� su nombre de esta obra.
Pero el �compromiso� de Benedetti con la lucha armada no se restringi� a la propaganda, sino que en 1971 asumi� un rol m�s activo desde la direcci�n del Movimiento 26 de Marzo, el brazo pol�tico de los tupamaros, ejerciendo tareas clandestinas que incluyeron la de alojar en su departamento a Ra�l Sendic, cabecilla de la banda.

A lo largo de sus a�os de actuaci�n, los tupamaros demostraron una notable voracidad financiera. En s�lo una semana atracaron 9 bancos, aunque el bot�n m�s sustancioso lo obtuvieron al robar dos casinos y la General Motors. No se sabe con exactitud cu�ntos miembros activos lleg� a tener el MLN, pero las fuentes hist�ricas manejan cifras que oscilan entre los 6.000 y 10.000 combatientes, que fueron derrotados por el Ej�rcito en 1972, perdiendo lo que ellos llamaban la �guerra revolucionaria�.

El proceso de quiebre institucional iniciado por los tupamaros una d�cada atr�s concluy� en 1973, aunque no de la forma esperada por ellos, con una revoluci�n armada que culminara en el asalto al poder, ni con un golpe militar de izquierda, a la manera de Alvarado y Torres, como pretend�a el Partido Comunista desde febrero de ese a�o. En vez de esto, el presidente Bordaberry disolvi� el Parlamento e instaur� un Consejo de Estado, cogobernando con las Fuerzas Armadas.

Entonces fue el turno de Benedetti de partir al exilio. Entre 1976 y 1980 recal� en Cuba, y luego prefiri�, como muchos otros de sus camaradas, probar las mieles del capitalismo europeo. En 1984, como columnista de El Pa�s de Madrid, Benedetti polemiz� en defensa del gobierno de Castro con los escritores espa�oles Juan Goytisolo y Jos� �ngel Valente, que lo acusaron de mentir descaradamente.

Otra pol�mica famosa fue la que sostuvo sobre el mismo tema con Mario Vargas Llosa, quien dijo que �para Benedetti, que un gobierno exilie, encarcele o mate a sus adversarios es menos grave si lo hace en nombre del socialismo�.
En el 2003, un grupo numeroso de opositores a Castro fue condenado a penas de 25 a�os de c�rcel y tres personas que hab�an intentado escapar de Cuba fueron ejecutadas. En ese momento, hasta un comunista de toda la vida como Jos� Saramago sent� su protesta. Pero Benedetti callaba.

Mantuvo la postura intolerante hasta en sus �ltimos a�os. Cuenta su secretario personal, Ariel Silva, que �si una revista se imprim�a en Miami, entonces no le daba la entrevista�. A un ex compa�ero de militancia que quiso hablar con �l para explicarle por qu� ya no adher�a a la izquierda, se neg� a recibirlo tild�ndolo de �traidor�. Y hasta lleg� a decir que la historia pol�tica del Uruguay previa al gobierno del Frente Amplio era de �174 a�os de gobiernos de derecha�. Un completo disparate, en el pa�s que conoci� la legislaci�n social de avanzada de Jos� Batlle y Ordo�ez, la sustituci�n de importaciones de Luis Batlle y la experiencia desarrollista del segundo gobierno blanco.

Hoy en d�a, el partido que �l fundara, el Movimiento 26 de Marzo, es miembro del Congreso Boliviariano de los Pueblos, organizaci�n digitada por Venezuela, estrechamente vinculada al Foro de Sao Paulo y al ALBA e integrada por el Movimiento Al Socialismo de Evo Morales, el MLN y todos los partidos comunistas latinoamericanos.

Mario Benedetti, por su parte, recibi� la �ltima distinci�n de su vida de manos del protodictador venezolano Hugo Ch�vez, quien le otorg� la Condecoraci�n Francisco de Miranda.

Si ha le�do hasta aqu�, dudo que todav�a le quedan ganas de llorarlo.


* El autor es escritor y periodista uruguayo-boliviano. Premio Municipal de Literatura de Montevideo 2001. Autor del libro Ciudadano X: la historia secreta del evismo, una mirada cr�tica al r�gimen de Evo Morales.

http://ciudadanoxbolivia.blogspot.com

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