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Suicidios curiosos


2014-10-24 - 15:10:16

Sin intención alguna de mofarnos ni hacer chistes sobre este tema, quitarse la vida es un tema que a simple vista puede parecer simple.

Pero además de tener que armarse de valor, a lo largo de la historia se han dado suicidios curiosos y de unas características extrañas. A continuación te contamos 4 historias curiosas.

Kiyoko Matsumoto era una estudiante de 21 años que vivía en Tokio bajo las estrictos y duros pensamientos de su padre que seguían las antiguas tradiciones japonesas. Al parecer, la joven se enamoró de otra mujer, y eso no agradó nada a su padre. Sumando a esto que la joven rechazó a Kiyoko al conocer sus sentimientos, Kiyoko fue a la isla volcánica Izu Oshima y se lanzó al interior del volcán. Este curioso acto al parecer se puso de moda ya que al año siguiente cerca de 900 personas imitaron el suicidio de Kiyoko y se quitaron la vida de la misma forma que la joven.

John Berryman
era un famoso poeta estadounidense. Tuvo una experiencia muy cercana a la muerte desde joven, ya que con 10 años descubrió el cadáver de su padre, quien se había suicidado. Esto inspiró en muchos de sus poemas posteriormente. Era alcohólico y tenía depresión, cosa que le llevó a tirarse desde el puente de la avenida Washington en Minneapolis (Minesota), con tan mala suerte que en vez de caer en el agua, cayó en la arena de la orilla y su cara quedó atrapada en ella. Esto hizo que se asfixiara hasta perder su vida.

Hannah Bond
era una niña de 13 años, que tras 2 semanas de ser una “chica emo”, empezó a hacerse cortes en las venas mientras escuchaba My Chemical Romance. Al final para impresionar a sus compañeros se ahorcó en su habitación con una corbata en una litera. Esto sucedió tras advertir a sus padres diciéndoles “me voy a matar”, a lo que los padres le respondieron “No seas tonta”.

La muerte del monje budista Thich Quang Duc es de los suicidios más famosos, y de él proviene la expresión de “quemarse a lo bonzo”. Durante una propuesta a favor de los derechos de los monjes budistas que sufrieron persecuciones en Vietnam, Thich Quang Duc se bajó del coche con dos compañeros, uno colocó una almohada en el suelo que utilizó Thich Quang Duc para sentarse sobre ella en la posición de la flor de loto. El segundo compañero vació un bidón de gasolina sobre su cuerpo y finalmente el monje encendió una cerilla y se la arrojó encima de su cuerpo poniendo fin a su vida.

SUPERCURIOSO



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