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Cómo curar la tristeza


2014-09-10 - 17:59:19

Es posible que ahora mismo, estés pasando por un mal momento. Puede que haya ocurrido algo en tu vida, o hasta que simplemente, encuentres un vacío existencial difícil de explicar. La tristeza a veces se adhiere, ahogando el corazón. ¿Cómo curarte de ella?

La tristeza crónica es el sustrato de la depresión. Haz de ir con cuidado. Piensa en la tristeza como una enfermedad que hay que curar, como un músculo que endurecer y fortalecer para golpear nuestra realidad con la mayor energía posible. Con el más grande de los ánimos.

¿Qué es lo que  suele entristecer? Puede que te parezca que las personas somos muy diferentes, que cada una andamos envueltas en nuestro propio mundo particular. Pero en realidad, a todos nos duele lo mismo. A todos nos afectan las mismas cosas: la sensación de soledad, de no ser comprendidos o respetados. Sentimos el desprecio y el maltrato. Las mentiras y las traiciones.

Y también sufrimos a veces sin saber muy bien la razón. ¿Por un vacío? ¿Por haber llegado a un momento en nuestras vidas donde nos damos cuenta de que no somos del todo felices? En ocasiones ocurre. Y es algo normal. Te explicamos pues qué pautas puedes seguir para racionaliza la tristeza, y despegarte de ella de modo saludable.

1. Identifica qué es lo que te afecta

Puede parecerte una obviedad pero no siempre es fácil. En ocasiones es un cúmulo de muchas cosas: algo que te ha hecho tu pareja, la sensación de que no haces lo que en verdad quieres sino lo que otros esperan de ti, una desilusión… A veces la tristeza no tiene un solo color. Sino una gama compleja que hay que saber desentrañar.

2. No te quedes quieta, no te encierres en casa

La quietud nos atrapa como una enredadera. No te dejes vencer. Si empiezas a desear quedarte en casa, sin salir con los tuyos, dejando a un lado las relaciones sociales y prefiriendo estar a oscuras en la cama, la depresión ya habrá hecho mella en ti. No lo permitas. Saca energías de ti misma diciéndote que no te vas a dejar vencer, que mereces ser feliz y que toda pena es pasajera. Que todo problema tiene una solución. Nada es eterno y tú tienes derecho a encontrar tu propia tranquilidad. Esa que te hará sonreír el día menos pensado cuando te levantes por la mañana y te digas a ti misma aquello de: “Hoy me encuentro bien. Hoy voy a comerme el mundo”.

3. La tristeza como instante de reflexión para salir fortalecidos


Como suele decirse, no hay anochecer que no haya sido vencido por la mañana. Es decir, ninguna pena va a ser eterna, ni lo que hoy te duele tanto va escocer tanto eternamente. Todo se calmará y todo irá a mejor. Debes entender la tristeza como un instante de reflexión, como un momento en que hemos de poner nuestra mirada hacia dentro para curarnos, para reparar esos daños. Y también para tomar decisiones. Esa reflexión que trae la tristeza nos debe permitir abrir los ojos hacia la dirección correcta. Y debes ser valiente para tomarla, ten en cuenta que tu felicidad lo merece, y que de no tomar las decisiones adecuadas o de no atreverte, puede llegar un día en que te venza la frustración. Así que no lo dudes, fortalece tu autoestima, sal fortalecida tras ese tenebroso túnel que es la tristeza.

4. Pedir ayuda, a veces, es necesario


No pienses que vas a poder tú sola con todo. Una mano amiga, un hombro en el que llorar y un rostro que te atienda con expresión sincera cuando le hablas, puede ser de una ayuda inestimable. Pero elige bien a la persona adecuada. Hay quien no sabe escuchar, hay quien se preocupa más por sí mismo y no sabe mostrar apertura. Seguro que en tu círculo cercano tienes a esa persona que tiene siempre la palabra más adecuada para ti, a quien lo le importa la hora que sea para recibirte y escucharte… déjate ayudar. La soledad no siempre es buena cuando nos está ahogando la tristeza.

5. Busca tu ilusión día a día

Los episodios de tristeza deben servirnos para aprender, tomar nuevos rumbos y salir fortalecidos.

Cuando te levantes por la mañana, ponte un objetivo. Algo que te empuje por dentro y que te obligue a salir de la cama, a vestirte, a sentirte atractiva y con ganas de salir por la puerta de casa. Apúntate a algún curso: pintura, yoga, baile… algo que te obligue a mantener tu mente y tu cuerpo ocupados en algún proyecto por pequeño que sea.

Es esencial que encuentres el sentido en esas cosas que te rodean: en la sonrisa de tus hijos, en esa pareja que te quiere, o esos amigos o familiares que lo hacen todo por ti. Piensa en esa mascota que siempre busca tu cercanía, en ese paseo por el parque que siempre disfrutabas. Ilusiónate por un viaje, por un pequeño cambio en tu vida. O por uno grande. Márcate un objetivo y piensa qué podrías hacer para conseguirlo.

Y así, día a día, con esa chispa bien encendida, acabarás quemando la letargia de la tristeza. Esa que se adhiere y que a veces no  deja ver lo hermosa que es la vida.
Cuídate, sé feliz cada día. Tú lo mereces.

MEJORCONSALUD



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