Arturo, el oso polar está viviendo una vida miserable. Sólo míralo...
Arturo vive en el Zoológico de Mendoza, en Argentina, donde parece que no es lugar para un oso polar. Y tal vez ésta sea la razón por la cual es el último oso polar en Argentina. “[Arturo] está básicamente volviéndose loco”, dijo Bill McDonald, director ejecutivo de la Sociedad Protectora de Winnipeg, en una entrevista con CBC News.
Durante 20 años, Arturo ha experimentado temperaturas arriba de los 60º Fahrenheit, con un acceso muy limitado a los charcos de agua, y, recientemente perdió a su único compañero oso polar, Pelusa.
Tristemente, un esfuerzo para reubicar a Arturo al Centro Internacional de Conservación del oso polar en Canadá, una casa que le proporcionaría el ambiente adecuado y las necesidades médicas, no se pudo llevar a cabo. El Assiniboine Park Conservancy en Winnipeg, donde se encuentra el Centro de conservación, se ofreció en adoptar a Arturo, pero el Zoológico de Mendoza no pudo aportar los documentos necesarios para hacer el cambio.
Los funcionarios de Assiniboine habían determinado que las condiciones de vida de Arturo en Argentina eran tan pobres que estaban dispuestos a hacer el arriesgado traspaso, aunque no estaban seguros si el oso polar podría sobrevivir el viaje. Aún así, el zoológico de Mendoza se negó a ceder.
“Arturo está en una jaula pequeña, sin espacio para caminar, él no recibe ningún estimulo, y el clima es terrible para un oso polar”, aseguró la profesora canadiense Maria Fernanda Arentsen a The Daily News. Arentsen ha sido una de los líderes en el esfuerzo para reubicar al oso.
Pero ella no está sola. Ahora, el Internet ha tomado cartas sobre el asunto. A petición de Greenpeace ha recibido más de 150.000 firmas y se le enviarán a la presidenta argentina, mientras que una petición similar en Change.org cuenta con más de 60.000 firmas. También hay páginas de Facebook dedicadas a Arturo e incluso celebridades (como Cher) se han involucrado en la causa.
Sólo el tiempo dirá qué pasa con Arturo, la tristeza animal es la más triste del mundo, pero tenemos la esperanza de ver una sonrisa en su cara en un futuro próximo.
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