Infidelidad femenina: la revancha de las mujeres que ellos no perdonan
2014-07-10 - 19:16:24
Un estudio realizado el año 2011 por el Centro de Estudios de Opinión
Ciudadana de la Universidad de Talca en una muestra de 450 mujeres de
la Región Metropolitana -cuyo propósito era medir frecuencia y conocer
la opinión del sexo femenino sobre la infidelidad femenina-, entregó
resultados sorprendentes: el 55% de las mujeres consultadas consideró la
infidelidad como una opción válida; un 53% opinó que las mujeres podían
ser infieles sin sentir remordimientos y un 76,8%, respondió que las
mujeres son infieles por amor. Asimismo, un 50,4% dijo haber sido infiel
en algún momento y un 22% reconoció que estaría dispuesta al engaño
amoroso bajo ciertas circunstancias. La causa más aludida (27,3%) para
quienes habían sido infieles fue la falta de atención de su pareja.
Finalmente, un significativo 51,8% señaló el amor podía disminuir las
probabilidades pero no garantizaba la fidelidad.
Notable. Más
aún si se piensa que hasta 1994, en Chile el adulterio tenía pena de
cárcel para las mujeres (no así para los hombres).
Claramente,
las cosas han cambiado. Diversas encuestas hoy prácticamente igualan los
porcentajes de infidelidad masculina y femenina y hay estudios que
ponen por encima a las mujeres practicando esta conducta (así lo señaló
en España la empresa Sexole en el primer estudio sobre conductas y
preferencias sexuales de usuarios de Internet, donde un 50% de las
mujeres resultó ser infiel, frente solo al 44% de los hombres). O
encuestas hechas entre mujeres que trabajan fuera del hogar, en las que
hasta un 80% ha confesado coquetear con sus compañeros de trabajo y
porcentajes poco menores han respondido tener fantasías sexuales con
ellos.
Una encuesta realizada el 2013 por la empresa Second Love
–cuyo negocio es “vender” infidelidades para casados- comprobó que un
67% de los encuestados creía que la infidelidad es cada vez más aceptada
entre las parejas. Por su lado, un 25% de mujeres casadas confesó haber
vivido al menos una aventura extraconyugal, de la cual no se
arrepentían ni la consideraban un error.
El citado estudio
concluyó que lo que hoy buscan las mujeres es ampliar la libertad al
ámbito de la sexualidad y el placer. Esa libertad ganada a pulso en las
últimas décadas las ha cambiado radicalmente en el ámbito amoroso. O más
bien, ha puesto en evidencia algo que siempre existió: que la
infidelidad se reparte por igual entre hombres y mujeres. Y es obvio. El
ser humano es una especie más de los mamíferos polígamos.
Como
lo dijo la antropóloga Helen Fisher hace ya casi 20 años, para la mujer
la poligamia fue una estrategia de sobrevivencia: “El adulterio
probablemente servía a las mujeres ancestrales como póliza de seguro: si
un ‘marido’ moría o abandonaba el hogar, había otro varón al que podía
convencer de ayudarla en las tareas domésticas. O si una mujer tenía
hijos con diferentes padres, cada uno podía ser ligeramente diferente,
lo cual aumentaba las posibilidades de que alguno de ellos sobreviviera a
las fluctuaciones imprevisibles deI entorno”.
El profesor Tim
Spector -especialista en estudios sobre gemelos- realizó una
investigación sobre la influencia genética en la infidelidad femenina en
1.600 parejas de mujeres gemelas. Concluyó que "no todas las mujeres
son infieles, pero sí están preparadas genéticamente para serlo. Este es
el factor más importante dentro de la infidelidad femenina: asciende al
40%". Según el investigador, el estudio demostró que la infidelidad
femenina persiste "porque es evolutivamente ventajosa para la mujer".
Bueno.
El punto es que los logros de las mujeres generaron el “destape” de
éstas y del tema. La psicóloga Javiera de la Plaza señala que hoy se
habla más de la infidelidad femenina, algo que antes permanecía oculto.
El
citado estudio de la Universidad de Talca señala que el nuevo rol más
activo de las mujeres les ha permitido cambiar también su estatus en la
relación de pareja. “La necesidad de vivir experiencias nuevas que le
permitan salir de la rutina diaria también puede ser un detonante de la
infidelidad situación que, hasta hace algún tiempo, se consideraba
normal sólo en el caso de los hombres”, señala la investigación. La
fidelidad es una elección personal. Antiguamente, la ley y las normas
morales restringían esa opción para las mujeres. Hoy son mucho más
libres para pasar del pensamiento a la acción…
El portal
Separadosdechile.cl publicó el 2013 un estudio basado en datos extraídos
de 1.059 solicitudes relacionados con hombres y mujeres responsables o
víctimas de infidelidad. Este reveló que la mujer es la infiel en el 64%
de los divorcios. Según Ricardo Viteri, director del sitio, “la
participación porcentual de la mujer como culpable de infidelidades es
cada vez mayor”.
Teniendo claro que el hecho ha existido siempre
y que hoy solo es más visible y menos peligroso para las mujeres, el
tema es ver si la infidelidad femenina es distinta a la masculina El
periodista y escritor español Severo Catalina decía allá por el siglo
XIX que "La mujer perdona las infidelidades, pero no las olvida. El
hombre olvida las infidelidades, pero no las perdona". Significativa
diferencia.
El psicólogo catalán Antoni Bolinches, quien también
es máster en Sexualidad Humana y cuenta con una trayectoria de más de
35 años en terapia de parejas, señala que para ser infiel, “el hombre
solo necesita encontrar un sujeto erótico atractivo que esté dispuesto y
disponible” en tanto la infidelidad de la mujer “es más peligrosa desde
un punto de vista de la estabilidad emocional de la pareja porque casi
siempre implica mayor inversión amorosa”.
Según Bolinches, hay
otra conducta notablemente distinta en la mujer: el plantear una crisis
de pareja antes de ser infiel para no sentirse culpable. “El hombre
tiene menos sentimiento de culpa y es así porque venimos de una cultura
sexista en la que el varón con cuantas más mujeres iba, más hombre se
sentía”. Precisa que hoy, las mujeres no aceptan esa diferencia y son
coherentes con la fidelidad que ofrecen “por tanto, también la piden”.
Puntualiza que, a pesar de eso “las mujeres siguen perdonando más a los hombres que los hombres a las mujeres”.
Las
motivaciones de las mujeres para ser infieles son también muy distintas
a las del mundo masculino. Para ellas, son claramente emocionales:
necesidad de afecto, de halago, de atención, de detalles cotidianos, de
comunicación, de romanticismo. Incluso las pueden satisfacer con
infidelidades solo platónicas. Dice Antonio Bolinches: “El hombre piensa
que, como quiere, ya no necesita demostrarlo; la mujer, como hace una
lectura más emocional, cree que si la quieren se lo han de demostrar. Y
ahí empieza la incomprensión entre la expectativa de la mujer y lo que
el hombre está dispuesto a dar”. El hombre en cambio, tiene una altísima
tolerancia a una mala relación de pareja. “Mientras no esté mal, ya
está bien porque tiene menor expectativa”, dice Bolinches.
Para
los hombres la motivación para ser infieles se reduce a una sola
palabra: sexo. Los hombres consumen el sexo por kilo, no al detalle. Les
preguntas por qué y te responden con un lacónico e indescifrable
“porque es rico”. De allí que la pregunta clásica de la mujer ante una
infidelidad sería “¿te enamoraste de ella?” y la de él sería “¿te
acostaste con él?”
En todo caso, ya inmersas en el juego del
engaño, las mujeres son mucho más frías y racionales. Es una conducta
arraigada de las épocas en que, aun en nuestro mundo occidental, podían
–metafóricamente hablando- ser colgadas en la plaza pública. Como dice
la bloguera Veronique de Miguel, creadora de sitio Mujer Latina on Line,
“la mujer infiel actúa mucho más astutamente que el varón; maneja los
códigos del disimulo de una manera mucho más fría. Quizá los siglos de
pretender vivir un papel para la sociedad desgajándose de la
personalidad propia han hecho que la mujer pueda mirar a los ojos
mintiendo”. Y añade: “Juega con ventaja a la hora de ser infiel. Es una
mentirosa mucho más hábil, es una persona detallista por naturaleza y
cuidadosa, no habrá detalle que ella deje sin cubrir, incluso la más
mínima pieza de su coartada estará perfectamente engranada”.
En
general, la infidelidad no precede a la crisis de pareja. Es ésta la que
generalmente gatilla una infidelidad. Sin embargo, esto es mucho más
valido para las mujeres. Es poco frecuente que la motivación del mundo
femenino para ser infiel sea el sexo. Como dice Veronique de Miguel,
cuando una mujer es infiel, algo realmente serio está pasando en la
pareja. O no está pasando… Lo más probable es que forme parte de una
crisis que derive en la ruptura. “Cuando nosotras somos infieles, quizá
no sea inmediato, pero es el principio del fin”, señala.
Creo
que eso puede ocurrir en las infidelidades “insanas”. Es decir, las
reactivas, las que se motivan, por ejemplo, en la venganza. Sin embargo,
creo que la infidelidad, siendo parte natural de la especie humana,
puede ser sana, es decir no para ir contra el otro, sino a favor mío. Es
probablemente la que viven los hombres. Intrascendente, sin peligro,
mero placer. Como las mujeres han aprendido culturalmente a vivir más
integradas, les ha costado entender que las infidelidades masculinas son
generalmente inofensivas porque son disociadas. Por ello, las han
sufrido como llaga en el alma. Quizás, hoy en día, que han dado más
rienda suelta a lo natural de su especie, las mujeres logren vivir la
infidelidad –propia y ajena- con menos drama. Como un “jardín secreto”,
que provoca alegría visitar y cultivar, y cuyos frutos no hacen mal a
nadie. ¿Será mucho pedir? ¿O será muy tonto lo que estoy diciendo?
Por Patricia Collyer, periodista y psicóloga.
http://www.emol.com/tendenciasymujer/Noticias/2014/07/08/25898/Infidelidad-femenina-la-revancha-de-las-mujeres.aspx