Miércoles 24 de abril 2024 Contacto
InicioPortadaDestacadasEspecialesBoliviaTemas
CuriosidadesEspectáculosArte y CulturaHoy EventosMujer
              

Ponciano Cárdenas: el arte es la columna vertebral de un país


2014-02-09 - 10:55:08

El maestro Ponciano Cárdenas es una leyenda en Buenos Aires. Vive en esa ciudad hace 64 años, desde que tenía 20, cuando estaba de paso y se dirigía a Madrid, España. Allá por 1949, mucho antes de la revolución del 52 de Bolivia, donde también bullía la efervescencia del indigenismo.

Pudo más la hospitalidad del exrector de la Escuela Superior de Artes Plásticas de Buenos Aires, que lo ancló a esa tierra cuando lo llamó “hermano boliviano”.

En la obra escultórica y pictórica de Cárdenas, los toros son una imagen recurrente que lo persigue desde su niñez, desde aquella vez que modeló, a sus siete años, con arcilla los toros de lidia que había en la casa de su vecino. “Mis toros andan sueltos por todo el mundo”, dice porque están no sólo en museos de Argentina, sino también en Estados Unidos, Suiza.

Cárdenas cuenta que siempre recordará el día en que casi sucumbe ante los elogios del maestro argentino Emilio Pettoruti, cuando éste visitó la Escuela de Artes. “Casi se lo regalo (…) menos mal no lo hice”, ríe.

El maestro Ponciano Cárdenas, como lo llaman los pintores argentinos, fue profesor durante 35 años en la Escuela Superior de Bellas Artes en Buenos Aires. En el último periodo de su carrera fue vicerrector y lo jubilaron cuando él sentía que podía seguir dando mucho más por sus alumnos.

Hoy, a sus 85 años, sigue pintando y esculpiendo. Está casado con la pintora y grabadora Mariana Martinelli, con la que tuvo cuatro hijos: Mariana (bailarina), Ponciano (agrónomo), Ary (muralista) y Paloma (profesora de educación física), los que le dieron 13 nietos.

El maestro Cárdenas es un convencido de que los artistas nacen predestinados a testificar su época y sus vivencias, y que lo único que tienen que hacer es escuchar ese llamado y prepararse, con buena técnica, para pintar la historia que les tocó vivir. Él hizo eso, como tantos otros de su época en Latinoamérica: Cándido Portinari en Brasil, el constructivista Torrez García en Uruguay, Cecilio Guzmán de Rojas en Bolivia o los argentinos Adolfo de Ferrari, Alfredo Vido, Emilio Centurión, Miguel Carlos Victorica. O Neruda con su poesía en Chile, Miguel Ángel de Asturias en Guatemala con la literatura o Borges en Buenos Aires.

A continuación, el maestro Cárdenas cuenta con voz pausada, sobre cómo escuchó el llamado del arte y lo que piensa de él.

— Maestro Cárdenas, ¿desde cuándo hace arte?

Desde el vientre de mi madre. Yo tengo esa sensación. Mi madre era una chola muy linda, tenía el negocio de la chicha y era curandera. A mis siete años, yo vivía en la calle Lanza, antes calle Chaco, frente a la Escuela de Armas. Al lado de la casa de mi madre, que tenía 20 metros de frente y unos 100 de fondo, vivía un abogado que criaba toros de lidia para las corridas que había en el estadio. Yo me subía al paredón de adobe, miraba a los toros y los modelaba o dibujaba.

- Entonces, ¿la pintura fue parte de sus juegos?

Ese era mi deporte. En la escuela jugaba con arcilla. En mi bolsillo siempre tenía arcilla y tenía problemas por eso. A los siete años, dibujaba al profesor en el pizarrón. Fueron épocas muy lindas que hoy no ocurren en la educación. Estábamos seis años con un solo maestro. Entonces, este señor te conocía más que tus padres y descubría tu vocación. Mi maestro le dijo a mi hermana que yo debía estudiar Bellas Artes.

— ¿Y ella qué dijo, lo aceptó con facilidad?

Mi madre, una mujer de pueblo, no sabía lo que era el arte, pero conocía a don Antonio Quiroga, un personaje muy interesante que decoró la catedral. Cuando yo era chico, siempre lo veía pasar. Iba vestido de negro, con su capa también negra y por dentro roja. Su sombrero de copa negro y su rozón.  Siempre muy elegante. Mi madre lo conocía porque era el pintor de las iglesias.  Entonces mi madre me decía:  si vos estudias eso (…) plata no vas a tener, pero vas a ser un hombre importante, te van a respetar. Yo te voy a ayudar, me dijo. Y lo hizo. Un día le pedí que me trajera una  bolsa de arcilla y me trajo un camión lleno de arcilla (…) Me sirvió hasta  para hacer el monumento de Ukureña. También le sirvió a Terrazas para hacer la cabeza del Cristo de la Concordia.

— Fue una gran mujer…

Las mujeres que pinto y dibujo son un homenaje a ella. Hace cinco años hice un mural para un hospital en Buenos Aires y fue un homenaje a mi madre, que también era una curandera. Yo creo que debo mucho a la mujer. Nunca dejé de pintar mujeres porque mi madre me marcó. Le tengo mucha pasión a la mujer, es la verdadera creadora, es la Pachamama.

— Don Ponciano, ¿qué es el arte para usted?

El arte es la columna vertebral de un país. Lo que pasa es que nuestros gobiernos no toman en cuenta eso. Creen que el arte es un adorno. Es lo que testifica la importancia de un país. Sólo a través de un arte podemos darnos cuenta cómo vivió ese pueblo.  En esto entran todas las artes como la literatura, la danza, la música, la poesía.

— ¿Cómo una persona puede reconocer lo que es arte de lo que no es?

Yo creo que todos los seres tenemos la sensibilidad para hacerlo. La obra de arte no sólo es forma, sino también contenido.  Cuando la obra de arte tiene contenido, cualquier ser puede percibirlo. Creo que todos los seres tenemos esa capacidad de percibir.

— ¿Qué es la identidad?

Si un artista no tiene identidad es un paria.


— ¿Es como el alma de la obra de arte?

Sí, es como el alma. Esa identidad hay que plasmar en la obra de arte. Le cuento que una vez cuando estaba en Roma y caminábamos con mi esposa por las ruinas, escuché un charango y tocaban “Las vírgenes del sol”. Entonces sentí que esa música se integró a todo lo que estábamos viendo, porque tenía identidad y carácter. Es lo mismo cuando uno escucha a Beethoven. Lo sentimos porque hay una identidad alemana y una gran técnica. En el caso nuestro, tenemos el gran compromiso de aprender bien el oficio para poder testificar nuestra época.

Cuando yo hablo de identidad, no hablo de la forma. Sino del contenido.  Cuando naciste para hacer una obra de arte, la tierra te predestina para hacer arte y vos no te podés zafar. Cada vez tienes que perfeccionar tu técnica porque lo otro está…te está exigiendo aunque vos no quieras. Queriendo o sin querer.


— ¿Es como estar predestinado a hacer arte?

Es como estar predestinado por la tierra o la Pachamama a hacer arte. A testificar tu época. Ahora para testificar literariamente qué tienes que hacer: aprender el abc muy profundamente. En la plástica es lo mismo, en la danza es igual, en la música lo mismo.  El boliviano tiene mucha sensibilidad, tiene mucho misterio y tiene facilidad para captar e imitar …ahí es cuando uno se pierde. Lo que no hay que perder es nuestra identidad, que es el gran problema de América.

— ¿Qué les recomendaría a los jóvenes, ahora en estos tiempos de globalización?

En el arte no hay globalización, la globalización es económica. Se globaliza la materia, no el espíritu. El espíritu que está determinando tu identidad, tu raza, no puedes globalizarlo. La raza y tu identidad no se pueden globalizar con la del alemán. Las artes no se pueden globalizar, son universales. Por ejemplo Beethoven tiene música universal, cualquier ser sensible puede escucharlo y gustar de él, pero ahí está el espíritu alemán.

— Y el arte contemporáneo, ¿el arte actual?

No hay arte actual. El arte es atemporal. No es un problema formal, sino es de contenido. Puedo pintar como un pintor como del 1500, pero yo vivo en este momento o sea que nunca será lo mismo porque yo plasmaré en  ese arte mi identidad. No hay arte moderno. Los europeos han sido muy hábiles…vino el surrealismo, vino el cubismo, el tachismo, pero dentro de ese mundo está el autor viviendo su momento.  Picasso siempre vivió en Francia, pero nunca dejó de ser español.  Guzmán de Rojas tampoco nunca dejó de ser boliviano.

“Si un artista no tiene identidad es un paria (...) Cuando yo hablo de identidad, no hablo de la forma, sino del contenido.  Cuando naciste para hacer una obra de arte, la tierra te predestina y vos no te podés zafar. Entonces, cada vez tienes que perfeccionar tu técnica "

Por Elizabeth Arrázola - Los Tiempos
http://www.lostiempos.com/lecturas/artes-plasticas/artes-plasticas/20140209/ponciano-cardenas-el-arte-es-la-columna-vertebral-de-un_244468_532633.html



Copyright © Hoybolivia.com Reservados. 2000- 2024
Optimizado para Resolución 1024 X 768 Internet Explorer 4.0, Netscape 4.0, Mozilla Firefox 2.0