PresentaciónTurísmoBlogshoybolivia | FacebookJuegosRSSYoutubeTwitterMóvil
Viernes 29 de marzo 2024 Contacto
InicioPortadaDestacadasEspecialesBoliviaTemas
CuriosidadesEspectáculosArte y CulturaHoy EventosMujer

           
Dante N. Pino Archondo

Por los mismos caminos de la tiranía


2019-02-27 - 22:06:21
Después de haber escuchado a Sacha Llorenti, representante boliviano en el consejo de seguridad de las naciones unidas, la forma y contenido de la defensa que hizo del gobierno de Nicolás Maduro, me recorrió un frio por la espalda, al colegir que todo lo que dijo era una velada manera de describir lo que sucederá en Bolivia en pocos meses.

Algo que defendió el señor Llorenti fue el origen, según él, democrático del mandato de Maduro. No dijo que, Maduro adelantó el año 2018 las elecciones para mayo que debían hacerse en Octubre, exactamente tal cual ahora plantea Evo Morales se haga en Bolivia. Esto le dio un mandato (a Maduro) prolongado hasta enero y le permitió anular a la Asamblea Legislativa, con la creación inconstitucional de una Asamblea Constituyente a su servicio. Evo Morales no necesita crear una Asamblea Constituyente, por ahora, tiene ya bajo su control a los otros tres poderes del estado, el legislativo, judicial y electoral, y con ese control está confeccionando todo el proceso electoral que necesita para ganar con mas del 50 por ciento y tener el control del poder legislativo.

Sin rubor en la cara ya están adelantando, ahora en febrero, los resultados de las elecciones de octubre y nos avisan el porcentaje. Lo hacen porque se sienten seguros del control que tienen y caminan sin temor hacía ese propósito. En Venezuela cuando Maduro decidió adelantar las elecciones con la oposición, encarcelada y perseguida, ésta en un momento de lucidez, decidió no participar de ellas, porque era claro el resultado y era de una inocencia parecida a la estupidez presentarse a unas elecciones cuando el gobierno tiene todo el control del Estado.

Se presenta la misma situación en Bolivia, la oposición está prácticamente debilitada a un extremo tal, que su participación electoral solo servirá para potenciar la imagen democrática que requiere el gobierno para legalizar los resultados. Pero a diferencia de la oposición venezolana, la boliviana apuesta a un milagro.

Los milagros no existen en política. Hay que ver las cosas con objetividad. El gobierno de Evo Morales no tiene pizca de decencia en el manejo institucional. Y la necesidad de utilizar todos los mecanismos y acciones que sean necesarios para preservar el poder es ahora el todo. Cada paso que dan lo hacen en función a preservarlo.

El lado dramático de este proceso tiene la cara de la oposición que parece estar viviendo en otro mundo. Se aferran al dictamen de algún organismo internacional que niegue la legalidad de la candidatura oficial, como si fuera necesario, cuando es un hecho que se han violentado todos los procedimientos y análisis jurídicos desconociendo la misma constitución. En un principio parecía que todos tenían esto claro, pero luego de conocida la ley de partidos políticos, se olvidaron de lo substancial y comenzaron a nadar por las aguas que le gobierno les dio. Un momento especial fue cuando se conoció la sentencia de la Corte Internacional de Justicia sobre la demanda incoada por Bolivia contra Chile, negando la obligación chilena de negociar una salida soberna al Pacífico. Los responsables de este fracaso Evo Morales y Carlos de Mesa inmediatamente lanzaron sus candidaturas con vistas a las elecciones de este octubre, era la forma de mirar a otro lado y evitar la indignación ciudadana. La liviandad política nacional es tan grande, que lo importante se deja para después y lo urgente se agenda como si fuera importante.

La ciudadanía fue confundida y anestesiada aprovechando el sofocón que recibió y en vez de darle explicaciones y asumir responsabilidades se pusieron a negar que el fracaso y dejar deslizar una explicación sobre la inoportuna tesis de querer universalizar negociaciones como derechos.

A esa ola electoral se subieron todos los partidos políticos y en conjunto se olvidaron del tremendo daño que se hizo a los intereses nacionales, el tema no fue el fracaso de La Haya, sino el corto plazo que se tenía para organizarse. Esta conducta política de minimizar los hechos es una fatalidad nacional.

No solo se deja para el olvido los valores y los principios sino que se los minimiza en aras de preservar intereses mezquinos. La oposición boliviana ya legalizó la candidatura ilegal del oficialismo presentándose a unas elecciones primarias, desconocidas con la boca pero legalizadas con la mano. Ahora oírlos declarar que el binomio Evo Álvaro es ilegal suena a sarcasmo.

El candidato con “posibilidades” mayores Carlos de Mesa se ha convertido en la candidatura ideal para el gobierno, tiene origen “neoliberal” forma parte de los culitos blancos y más allá de saber expresarse con propiedad no respeta ni los valores que comenta ni los principios que dice defender. Fue uno de los primeros en jurar que no pisaría el palito de legalizar la candidatura de Evo Morales lanzando la suya, hizo exactamente eso.

Por todo esto es que Sacha Llorenti defendía al usurpador Maduro porqué sabe que lo mismo que este hizo tendrá que hacer el Jefe Indio que tiene.

Copyright © Hoybolivia.com Reservados. 2000- 2024
Optimizado para Resolución 1024 X 768 Internet Explorer 4.0, Netscape 4.0, Mozilla Firefox 2.0