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Dante N. Pino Archondo

No se fue octubre


2017-10-18 - 20:51:16

Con el 17 habían transcurrido treinta días ininterrumpidos desde aquel 15 de setiembre cuando Felipe Quispe se declaró en huelga de hambre por la liberación de un campesino acusado de homicidio, eran las diez de la mañana y Manfred Reyes Villa decidió comunicarle al Presidente Sánchez de Lozada que la NFR se retiraba de la coalición, con esa decisión el gobierno quedaba con dos patas de la mesa y así no podía sostenerse. Las horas que siguieron cargadas de tensión esperaban la última noticia que no podía ser otra que la renuncia presidencial. Una muchedumbre bajaba por el camino antiguo y la autopista con sus banderas, palos y gritos de guerra que anunciaban el final del segundo gobierno del “gringo” mientras que otros pocos se reunían en la casa del que tuvo la sagacidad de dar un pasito al costado para habilitarse como presidente.

Después me contaron que el presidente de la Cámara de Diputados de apellido Arrien se la pasó tratando de reunir el quorum del congreso para tratar la renuncia que Sánchez de Lozada envió mediante nota con el fin de que se pusiera en consideración de los honorables, tarea que fue cumpliendo en medio del miedo y la desesperación pero con una agilidad que no correspondía en alguien que le debía el puesto a ese presidente, en fin, en horas de la noche los congresales levantaron la mano para aceptar la renuncia y ese capítulo dio por finalizado el gobierno y la democracia, aunque de esto se dieron cuenta mucho después.

Han pasado catorce años y recién ahora muchos de los que festejaron el derrocamiento del Goni caen en cuenta del enorme daño que se hicieron. Los ambiciosos que pensaron en sí mismos, los genuflexos que corrían a dar la mano al nuevo presidente, los zalameros que comenzaban a dar loas al nuevo tiempo y los tontos útiles que fueron instrumentos del sindicalismo cocalero, todos incluidos esos “comunicadores sociales” que después reclamarían el pago por sus servicios bailaron la cueca durante más de una semana.

Hoy los miro protestando, reclamando y calificando al gobierno por el cual votaron no una sino tres veces. La democracia está en peligro, dicen, alertando ante los aprestos del cocalero que se prepara para tener la reelección indefinida, reclamada como su derecho humano. Son los bolivianos unidos que jamás serán vencidos. Los que tienen lo que se merecen. Chicote, desprecio, dinero y leyes con los cuales se les apalea y se los apacigua.

Siguen hablando de cambio, ahora, sin estos ni los de antes. ¿Cómo será eso no? Seguro con quienes desean hacer lo mismo que estos y los de antes. Servirse del gobierno, llenarse los bolsillos y cantar viva mi patria una gran nación. Octubre ha servido para todo, menos para hacer un verdadero acto de contrición. El 17 de octubre no es un día negro, es un día de todos los días en los que se repiten las ambiciones, y la demagogia de los salvadores de turno. Si tuvimos a Melgarejo o García Meza como presidentes porque no a Evo Morales o García Linera o Felipe Quispe o Carlos Mesa para seguir creyendo que dependemos de una persona y no necesitamos nada más.

Lo difícil es darse cuenta de que si no cambiamos nosotros nada habrá de cambiar después.

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