Norah Soruco de SalvatierraLos condenados de la tierra
2014-08-17 - 16:49:13
Los rostros que nos traen las noticias policiales son cada día más jóvenes, siendo imposible quedar indiferentes ante la desgracia que los involucra en la drogadicción y la criminalidad, que nos gritan a la cara su abandono y orfandad.
Ya advertimos que la masiva migración a Europa estaba dejando detrás a familias desintegradas e hijos pequeños, paliando el vacío familiar con remesas de dinero y que era altamente probable que cuando se acabara esa fuente, tengamos una generación proclive al dinero fácil, pero además, buscando su referente en las ahora innumerables pandillas que a decir de ellos, les brindan la identidad y protección que no tuvieron ni tienen de sus padres.
La creciente cantidad de niños y adolescentes haciendo piruetas en los semáforos o cargando bolsas en los mercados, tienen padres o madres que los envían ‘a trabajar’ so pretexto de no conseguir trabajo, mientras cada vez es mayor la escasez de mano de obra adulta en electricidad, mecánica, plomería o servicio doméstico; a los que se suman otros, que nutren las chichería, bares y cantinas con sus pequeños hijos, testigos involuntarios del ambiente y la violencia intrafamiliar por efecto del alcohol.
En otro acápite, la famosa responsabilidad social de las empresas que se orienta a los efectos del problema, tiene valores diferenciados, hacia fuera para la apariencia y hacia dentro porla utilidad inmediatista. A una mujer madre que debe cumplir obligaciones ineludibles, como la de llevar a sus hijos al médico o asistir a reuniones en la escuela, se la considera una mala empleada, bloqueando su acceso o su ascenso en las fuentes laborales
Somos una sociedad que está enferma de ignorancia y antivalores y es a estas causas a donde debe apuntar un Código de Niño, Niña y Adolescente y las acciones públicas de educación masiva, prevención y penalización, antes que a la disminución de edad de imputación o permiso laboral de los niños.
Ya es inexcusable e imperativa la presencia del Estado en esta problemática específica de los adolescentes y jóvenes que están en esa dramática situación; el Presidente Morales, los gobernadores y los alcaldes tienen que asumirla como ‘su asunto’ y su responsabilidad directa.
Es hora de movilizar todas las fuerzas institucionales y sociales para construir soluciones sostenidas. Nuestra responsabilidad institucional y colectiva no puede determinar que nuestros niños y jóvenes fatalmente sean condenados por la indiferencia y la pasividad negligentes.
*Ex Presidenta de la Cámara de Diputados
