Álvaro Riveros TejadaLa justicia rompe la fuente
2014-05-14 - 11:33:30
No se trata de la ruptura de la bolsa del líquido amniótico o de un trabajo de parto que esté sufriendo la diosa Temis, lo que ocurre es que el gobierno en su afán de tapar toda una serie de escándalos que le incomodan, se ha dado a la ingrata tarea de judicializar todo lo que considera una amenaza a su integridad. De ahí que, sin querer queriendo como dijera el Chavo del 8, se convierte en un excelente promotor de libros y artículos, hasta encumbrarlos en la cima del estrellato, como fue el caso del libro “Control Remoto” de Raúl Peñaranda que, sin necesidad de ser promovido por dicha campaña, alcanzó igualmente la calidad de un BestSeller, al ser felizmente escrito y al crecer exponencialmente la negativa campaña oficialista, aumentando el interés por su lectura.
Algo similar ocurrió con un brillante artículo de investigación escrito por el joven periodista Don Ricardo Aguilar Agramont, en el suplemento “Animal Político” de La Razón, sobre el triunfo de los “actos unilaterales” de la demanda presentada ante la Corte Internacional de La Haya, crónica que ameritó la inmediata reacción del Procurador del Estado calificándolo de “acto de espionaje” por “revelación de secretos”. Como dentro de ese mendaz proceso de criminalización las acusaciones son cada vez más subidas de tono, se ha llegado a tipificar al autor como traidor a la patria, delito que se paga con la máxima pena que contemplan las leyes.
Entonces nos preguntamos: ¿Qué está ocurriendo con nuestro órgano judicial? ¿No era acaso que el ex presidente de la república Rodríguez Veltzé, que fue imputado también como traidor a la patria y hoy detenta el honroso cargo de Embajador Extraordinario con Representación Plenipotenciaria del Estado Plurinacional para desempeñar la función de Agente de Bolivia ante la Corte Internacional de la Haya, obedece a que semejante acusación corresponde a una hábil estrategia para marear al enemigo? De ser así, nos alegramos desde ya del halagüeño destino diplomático que le espera a nuestro jovenperiodista.
Sin embargo, sin ánimo de abstraernos de las razones plausibles que pudieron generar esta reacción paranoide, han aflorado las siguientes suposiciones: a) La preferencia del periódico oficialista en el mundo lector está en caída libre y era necesario insuflarle la suficiente dosis de espectacularidad que cambie su imagen de parcialidad, aún a costa de sacrificar a su directora y al cronista. b) El temor de que el Secretario de la Corte de la Haya, el belga Philippe Couvreur y sus asesores, pudieran sentirse traicionados por la infidencia de los bolivianos al revelar su inocultable parcialidad y emocionada reacción, al calificar de “impecable” la demanda presentada por Bolivia y finalmente, una incontenible tentación de mantener la espada de la justicia sobre la cabeza de la prensa bajo cualquier pretexto, así sea rompiendo las más elementales normas constitucionales, como la de respetar laley de imprentaque garantiza la libertad de expresión, y salvaa la justicia de la tentación de romper la fuente.
