PresentaciónTurísmoBlogshoybolivia | FacebookJuegosRSSYoutubeTwitterMóvil
Lunes 18 de marzo 2024 Contacto
InicioPortadaDestacadasEspecialesBoliviaTemas
CuriosidadesEspectáculosArte y CulturaHoy EventosMujer

           
Mauricio Aira

Cooperativas que no son tales


2014-04-10 - 17:10:37

Un cronista es esencialmente un testigo. Su misión es brindar un testimonio fehaciente de sus vivencias si tienen relación con el Bien Común y si pueden considerarse provechosas desde la perspectiva social e histórica.

Me refiero a los 5 años que pasé en Siglo XX, prendido a los micrófonos de Radio Pio XII y viviendo una experiencia única en el más grande centro minero de Bolivia, y por entonces uno de los más modernos y productivos del continente Sur. Había transcurrido la Nacionalización aquel 31 de octubre de 1952, a muy pocos meses de la Revolución de Abril, cuando una campaña internacional pretendió desvirtuar aquella medida tanto en EEUU como en Chile por cuyos puertos debe pasar necesariamente el mineral producido en las minas camino de las grandes fundidoras del metal.

Cómo no recordar a Victor Andrade Uzquiano embajador en USA, que con gran tesón logró negociar con los ex barones y hacer más llevadera la carga de pagar “una indemnización” que nadie dijo a cuántos millones de dólares ascendió, pero que se convirtió en la condición “sine qua non” para la subsistencia de Bolivia. Sin embargo, nuestra intención no es revisar aquella azarosa historia, sino poner de manifiesto que COMIBOL (Corporación Minera de Bolivia) creada para regir las 16 empresas nacionalizadas, y que tuvo la virtud, de mantener el “régimen social” conquistado por los mineros desde 1944 cuando “la masacre de Maria Barzola”.

Vaya si lo logró. Conocimos una COMIBOL pujante, con pulpería barata, capaz de proporcionar vivienda gratis a sus trabajadores, servicio de salud (refiriéndonos a Catavi) muy aceptable con hospitales y clínicas y una escuela de Enfermería, el servicio escolar con escuelas en los mismos campamentos mineros, algún colegio como el de Llallagua y Uncía, lugares de recreación colectiva Lupi Lupi y Quillacollo, por lo demás, existió disciplina laboral, con el rechazo de los “jucus” ladrones de minerales, y la vigencia de normas de seguridad industrial, que nunca más conocería la actividad minera desde el cierre de las minas por la caída de los precios y la hiperinflación “descontrolada y demencial” que obligó a Paz Estenssoro a implantar la NPE (Nueva Política Económica” con la cancelación de todos los beneficios extra y subvenciones a la actividad económica.

Con el 21060 famoso desaparecen las empresas mineras, de un plumazo se cierran sus instalaciones con todo el caudal de propiedad estatal, edificios, ingenios, viviendas, pulperías, hospitales, y queda todo convertido en “tierra de nadie”. Es entonces, algunos años después que aparecen “las cooperativas”, asociaciones de ex mineros y jóvenes sin ocupación organizados en cuadrillas de explotación libre, que toman los viejos parajes de COMIBOL y crecen en número y en poder económico, dejando marcado que en “el nuevo trato” no hay leyes sociales, ninguna protección industrial, no rige el Código Laboral, ni vale la autoridad de Trabajo.

Descubren los cabecillas de cuadrillas de laboreo, que tienen un gran poder entre las manos. Hay “empresas rescatistas” dispuestas a comprar el mineral a manos llenas, eso sí a los precios que imponen a los trabajadores, dejándoles un margen de utilidad de hasta el 20% mientras que estas empresas de nacionales o extranjeros, se benefician, según información extra oficial hasta con el 80%. El Estado recibe en el mejor de los casos hasta el 5% del total producido.

Lo más grave de este embrollo es que no se puede documentar, no hay planillas de pago, no hay contratos de trabajo, no hay pruebas de las transacciones, todo se maneja en una especie de mercado negro, boca a boca, donde el “voluntario recibe” lo necesario para cubrir sus necesidades y alguito más. Ganará mientras trabaje, no hay aporte a Seguridad Social alguna. O sea, en pésimas condiciones laborales, cual jamás vivió dentro de COMIBOL.  Cerramos este repaso, con el profundo lamento de contemplar “tan grande injusticia” y comprobar que el Estado, no tiene la capacidad, ni la suficiente autoridad para imponerse entre “estas cooperativas” que son en realidad micro o empresas medianas destinadas a explotar al trabajador bajo incalificables circunstancias.

Copyright © Hoybolivia.com Reservados. 2000- 2024
Optimizado para Resolución 1024 X 768 Internet Explorer 4.0, Netscape 4.0, Mozilla Firefox 2.0