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Mauricio Aira

Cooperativas y la nueva Ley


2014-01-30 - 20:32:37

José María Arizmendiarrieta fundador de Mondragón, la cooperativa que empezó con unos pocos jóvenes desocupados que fabricaron los anafes Fagor en el norte de España, hasta convertirse 50 años después en la mayor Corporación Cooperativa y primer grupo económico de toda la región, el cuarto de España,  solía graficar la misión cooperativa en esta frase sabia “Dale un pescado a un hombre y comerá un día. Ensénale a pescar y comerá el resto de su vida” y es que no hay nunca grandes obras sin el don generoso de las personas, sin el sacrificio de sus apetitos egoístas, nos recordaba el mismo fundador al referirse a la moral y la madurez humana que hacen funcionar el cooperativismo.

De modo que al debatir el tema próximo a convertirse en Ley del Estado, es imprescindible partir de la necesidad de educación, como sostuvo siempre el fallecido líder Jorge Grágeda, condición sine qua non, para construir un andamiaje sostenido por la solidaridad y la unidad. El Estado por tanto, además de legislar sobre la tarea cooperativa tiene que estimular estas formaciones con generosidad pero también con firmeza de tal modo que la propiedad cooperativa quede a resguardo del bandidaje o del fraude o del saqueo como ha sucedido por desgracia en cierto nivel cooperativo como el minero o el de pequeña industria o el de ahorro y crédito insuficientemente protegido.

Ser realistas y pragmáticos no quiere decir renunciar a los ideales que no deben ser confundidos con quimeras o bellos sueños, sino aceptados como objetivos a ser cumplidos, si la cooperativa es idónea para resolver problemas de desarrollo y promoción social y contribuye a impulsar otro orden social y económico, no puede ser “una vía de promoción personal o individual despreocupada y desconectada de la promoción comunitaria” en lo que Arizmendiarrieta titula como el Nuevo Orden Cooperativo.

El debate tendrá que concluir que la cooperativa es una auténtica integración del hombre en el proceso económico y social, que configure un nuevo orden social, así los cooperativistas deben confluir hacia este objetivo lo mismo que otros sectores sociales, porque no deben ser mundos cerrados, sino centros de irradiación social, alimentado por la solidaridad abierta. Apunta a construir un régimen cooperativista, solidario a escala mundial. No pensar en otras estructuras de trabajo, en otros sistemas de organización sin riesgos de abuso o tiranías veladas,  sin servidumbre social.

Siempre en el plano de las ideas motrices si queremos llegar a una honda transformación de estructuras, si queremos ese nuevo orden social más equitativo y humano, debemos propugnar que el sector más numeroso de la comunidad ejerza en primer lugar las opciones de acceso a bienes que se reproducen. Las entidades cooperativas se convierten así en elementos de progreso, de desarrollo, de promoción del nuevo orden social, como en efecto ha sucedido en España con Mondragón en Bolivia con COBOCE que hoy ocupa sitial elevado en la producción y el movimiento económico no solo de Cochabamba sino de toda la Nación.

La empresa cooperativa se basa en la Unión, en el trabajo, se constituye en la célula económico – social donde se fusiona con el capital, recordando que las empresas las hacen los hombres que tienen capacidad técnica y moral. Es un organismo vivo, es una sociedad de personas en una comunidad cuyo soporte es la solidaridad y la conciencia de esta es la fuerza impulsora que utiliza la acción económica como vehículo de transformación, ya que el cooperativismo no persigue cambiar de manos la propiedad o gestión de la empresa, sino su naturaleza y la función social.

Recordar que la cooperación convoca a los hombres a una obra colectiva,  pero deja a cada cual su responsabilidad. Es el desarrollo del individuo, no contra los demás, sino con los demás. El fin es la persona, no su desarrollo monstruoso,  con riesgo constante de aplastar a los demás, sino el desarrollo del individuo en lo que tiene de mejor y más sagrado. Es algo cerca al hombre. La filosofía cooperativista rechaza tanto la concepción colectivista como la liberal. Reconoce el valor y la consideración única del individuo. El cooperativismo “no es nido para aves de paso” es la expresión mas genuina de la solidaridad.

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