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Marcelo Ostria Trigo

El fallo sobre el diferendo peruano – chileno


2014-01-22 - 19:35:11

Ningún fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya ha concitado tanta expectativa en Bolivia, como el que se hará publico el 27 de enero de 2014 sobre el diferendo peruano-chileno por la delimitación del espacio marítimo entre los dos países.

Cuando se supo de la posición peruana en el litigio con Chile, se extendió el criterio de que, si el límite marítimo de la zona en litigio se inclinaba hacia el sur, como lo demanda el Perú, se entorpecería una eventual cesión territorial a Bolivia –se dio por sentado de que se  trataba de  un corredor  al Norte de Arica que quedaría encerrado por el nuevo espacio marítimo peruano. Lo curioso fue que el gobierno de Chile insistiera en esta aseveración, pues daba a entender que en La Moneda había ánimo positivo para considerar esa solución a la mediterraneidad de Bolivia; pero no: luego fue evidente que esa disposición favorable no existía.

El propio presidente de Bolivia cayó en esta argucia; y afirmaba que “la actitud del Perú (…) entorpece las negociaciones marítimas”. Era ostensible que el mandatario no estaba enterado de las posiciones de Perú y Chile en este diferendo y tampoco si una de ellas –la peruana– realmente sería un  obstáculo para una eventual solución a nuestra mediterraneidad, con una fórmula como la de 1950 y 1975. Esto sucedía durante el gobierno del presidente peruano Alan García, cuando las relaciones personales entre él y Evo Morales no eran, precisamente, cordiales.

En ese tiempo –23 de marzo de 2009– expresé que, “si Chile tuviera la intención de ceder a Bolivia una franja al Norte de Arica y el límite marítimo con el Perú se inclinara al sudoeste, el hipotético límite marítimo de la costa cedida a Bolivia, conservando el ancho de la misma, también se desplazaría en ese sentido. Resultado: no habría obstáculo físico. Más aún, podría suceder que el desplazamiento sea menor si la Corte de La Haya fallara en favor de una solución intermedia”.

Mientras tanto, la mayoría de la ciudadanía boliviana, oscila en este tema entre la simpatía hacia la posición peruana, pues se sigue viendo a Chile como el agresor que confinó a Bolivia a la mediterraneidad, y la frustración por un aparente obstáculo a una eventual solución de la mediterraneidad si el fallo es favorable al Perú.

Los sentimientos, entonces, estarán encontrados y, cualquiera sea el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre este diferendo, podría ser un motivo para una nueva frustración.

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