Álvaro Riveros TejadaUn controversial apretón de manos
2013-12-11 - 19:09:13
Que recordemos, nunca antes un simple apretón de manos entre dos mandatarios produjo tanta polémica, como el recientemente protagonizado por el presidente Barak Obama y Raúl Castro, en oportunidad de celebrase el homenaje póstumo a Nelson Mandela, en el Estadio de Soweto en Suráfrica.
Los comentarios más ácidos contra este acto protocolar provienen lógicamente de los núcleos cubanos y latinos en general, adversos al octogenario dictador y por que no, también de parte de los círculos del republicanismo norteamericano no muy adictos a su presidente. Empero, ¿Hubo acaso otra salida para Obama, al acceder al proscenio donde dijo uno de los discursos más extraordinarios de su gestión, al encontrase de frente con su colega cubano? Por supuesto que no.
“Lo cortés no quita lo valiente” dice el viejo adagio y aún más, el haber procedido de otra manera, como habría sido el deseo de muchos hormonales anticastristas, con seguridad habría opacado la feliz intervención del mandatario gringo, desdibujando su propio discurso que fue de erigirse como un sucesor del finado y fijar un cierto paralelismo con él, especialmente en lo que hace a la filosofía del homenajeado que aún después de su muerte, parecía seguir uniendo a la gente.
Ahora bien, apartándonos un poco de la ortodoxia que suele guiar estos actos protocolares, donde nada se deja librado al azar, es lógico conjeturar que dicho encuentro tuvo que ser previsto, al menos, por el enorme contingente de asesores políticos y de seguridad. Por tanto, en nuestro modesto parecer este “encuentro casual”, muy distinto al que protagonizó años atrás el presidente Clinton con Fidel Castro, o el propio Obama con el finado micomandante, donde hasta fue obsequiado con un lacrimoso librito de Galeano, pudo tener una connotación premonitoria de lo que se está negociando bajo cuerda, entre los EE.UU. y la isla, para concluir de una vez por todas con la tragedia que se cierne sobre Venezuela;la erradicación del creciente narcotráfico en la región; la paz en Colombia etc. A cambio del levantamiento del famoso embargo y la transición de la gerontocrática monarquía comunista a un sistema más moderno de gobierno, que les permita a los hermanos proclives a este régimen, comer tres veces caliente al día y gozar de las bondades que ofrece la libertad y la democracia.
Estas y muchas otras razones deben estar previstas en el controversial apretón de manos.