Álvaro Riveros TejadaDe Konani con amor
2013-12-04 - 13:09:30
Con la sabiduría y experiencia que caracteriza a nuestros valerosos jubilados, nunca mejor elegidala localidad de Konani, un pueblecito ubicado en pleno altiplano del departamento de La Paz,para expresar sus legítimas, como justas protestas, por haber sido discriminados por el gobierno,como elementos improductivos, en su graciosa concesión de un segundo aguinaldo. Tal demanda se traduce en una marcha que partiendo de esa localidad, emule a la Gran Marchade Mao TzeTung, que supuso su ascenso al poder enla China.
Hacemos énfasis en la elección que nuestros abuelos hicieron de ese villorrio, como el escenario perfecto para realizar su protesta social, por la connotación aimara de su nombre,quesuponemos proviene del concepto Konana, un término quedenota: terco, porfiado, pertinaz, tozudo y obstinado, atributos de la persona o personas que seguramente reunían tales “virtudes” y habitaron ese pueblito.
Desde el famoso gasolinazo, y como si de una broma recurrente y de mal gusto se tratara, el gobierno se ha impuesto el propósito de aguarnos las fiestas navideñas, confundiéndolas con las de los santos inocentes. Esta vez su error consistió en declarar inútiles a los beneméritos y, en su lugar, ofrecer dos aguinaldos a una fauna de prójimos infecundos como: militares, policías, asambleístas y toda laya de empleados estatales, de forma que sólo un 25% del total de la masa laboral se haga acreedora a ese regalito.
Lo que no han calculado nuestros gobernantes es que el hilo suele romperse siempre por lo más delgado y a pesar del arreglo al que se llegó en Konanide aumentar en un 3% las rentas vitalicias de nuestros abuelos, solución que dicho sea de paso, muy bien pudo ser instrumentada antes de emitirse el Decreto Supremo 1802, éste tendrá un efecto similar al del gasolinazo, que disparará los precios y la consecuente sarta de solicitudes de los diferentes sectores sociales que, siguiendo el ejemplo de los beneméritos, generarán un efecto inflacionario inevitable.
La moraleja de esta triste historia es que una medida electoralista nunca comulga con la fría realidadde los números. Ese impuesto a la formalidad que creó el gobierno, calculado en un principio como el generador de una utilidad de miles de votos, se ha convertido en los hechos, en una suma mayor a los 160 millones de bolivianos que, antes de dictar la aventurada medida, no estaban programados ni presupuestados en el gasto corriente y menosobviamente en las previsiones que eviten un inminente déficit fiscal. Por lo tanto, este falso "Esfuerzo por Bolivia" hará inevitableun incremento en las tarifas del transporte con las consabidas secuelas que ello conlleva y todo este zafarrancho podrá ser recordado en un futuro, como la metida de pata que provino de Konani con amor.
