Fernando Rodriguez MendozaDebate y propuesta
2013-11-14 - 22:36:24
Estamos ingresando a un irrefrenable tiempo de politización, adelantando contra toda lógica la etapa preelectoral con miras a las elecciones generales del 2014.
No solo es preocupante de por sí este hecho de adelantar la politización de las actividades del país, por los perjuicios que genera en las actividades productivas, en las gestiones y en todo aspecto. Agrava la preocupación ver cómo los argumentos que se están utilizando, y que obviamente van a profundizarse en el mismo contenido, se encuentran dentro de la diatriba, el insulto, la denigración, procurando descalificar al presunto oponente, con una superficialidad rayana en lo ignorante.
Así fuera inevitable adelantar la etapa preelectoral, debería haber un cambio de actitud y conducta en todos quienes quieren ganarse adeptos y votos, cambiando su cómoda posición de ataque basada en adjetivos descalificativos en contra del oponente y, más bien, plantear situaciones concretas y positivas, mediante el debate público y la presentación de propuestas programáticas.
Querer lo anterior es peor que sembrar en el mar. Debate es la controversia o discusión de dos o más personas o bandos sobre uno o más asuntos, en este caso netamente de carácter político. Viendo a los que serán candidatos considero imposible que pueda darse un enfrentamiento inteligente mediante debates públicos (les aterra). Es más fácil el insulto y la denigración, pues–lamentablemente,con el auditorio político tan mediocre que tenemos- otorgan mejores resultados.
Ninguno de los precandidatos presenta un programa con el resumen sistemático del contenido de lo que piensan hacer. Es decir, no tienen un programa político, en el que sustenten en base a su ideología las previsiones para sus acciones futuras. Por cierto, tampoco tienen ideología, no conocemos su pensamiento o lo que en política se conoce como ideario, que son las ideas fundamentales de un partido o agrupación política.
Las pobres propuestas están basadas en la destrucción de las del contrincante, adosadas con la salsa del insulto y la denigración, para solaz del vulgo.
Difíciles tiempos vamos a vivir quienes todavía nos preocupamos por Bolivia.
