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Marcelo Ostria Trigo

Yo te espío, tú me espías, nosotros nos espiamos…


2013-11-07 - 04:30:38

“Si el perro no ladró aquella noche es porque conocía al ladrón que robó el caballo” (Sherlok Holmes en “Estrella de Plata” de Conan Doyle). El profesor español, José Ignacio Torreblanca, aplica esta conclusión al “descubrimiento” de las escuchas de la NSA –la agencia de seguridad nacional de Estados Unidos– de miles de comunicaciones en Europa, incluyendo de figuras de primer plano, como la canciller alemana Ángela Merkel. Y dice: “los servicios secretos europeos no solo son consumidores de esos datos, sino que también han venido participando en su recolección, colaborando directamente con EE.UU., en el pinchado de los cables submarinos y en la interceptación de las comunicaciones mundiales”.  Añade: “Sabíamos que el Reino Unido (…) lo hacía, pero ahora parece que España y Francia también lo han venido practicando” (’El perro que no ladró’. El País, Madrid, 31.10.2013).
 
Lo anterior acaba de ser confirmado por el ex analista de la CIA, refugiado en Rusia, Edward Snowden, quien “revela” que los “servicios de inteligencia de Alemania, Francia, Suecia y España espiaron masivamente las comunicaciones telefónicas y de Internet durante los últimos cinco años, en estrecha colaboración con el Cuartel General de Comunicaciones del gobierno británico”. (La Nación. 02.11.2013).
 
Luego del ataque del 11 de septiembre de 2001 contra las torres del World Trade Center de Nueva York, hubo gran preocupación porque no se hubiera descubierto antes el complot terrorista. Esto también sucedió en Europa por los atentados sufridos.  Pero, en 2010, los servicios secretos de EE. UU. Unidos frustraron varios atentados en Inglaterra, Alemania y Francia (TELAM).
 
En investigar secretamente no hay tabúes. Los servicios de inteligencia procuran averiguar todo sobre planes de defensa, seguridad, desarrollo económico, comercio, avances científicos y tecnológicos, etc. de otros países  Los medios para ello van desde los espías al estilo de Mata Hari, pasando por los diplomáticos dispuestos a recibir –cuando no a obtener– esas informaciones, hasta el empleo de avanzadas tecnologías.
 
Parece que el pecado es hacerse descubrir. Entonces vienen las cándidas explicaciones: “se fue demasiado lejos” dijo el Secretario de Estado, John Kerry,  y pidió disculpas, sabiendo que lo importante para su país fue –y es– obtener informaciones sensibles.
 
Y lo inesperado: “Brasil, que inició una campaña contra el espionaje electrónico de EE.UU., alegó hoy las mismas razones de seguridad nacional para justificar a sus propios espías, después de que un diario reveló que vigilaron a diplomáticos de Rusia, Irán e Iraq” (EFE. Infolatam. “Brasil reconoce que espía a otros países y alega  seguridad nacional”. 05.11.2013). Pero, ¿habrá  algún  país que no diga que espía por otras razones que las de su seguridad?
El Gobierno de Barack Obama, no fue el primero, ni será el último, en embarcarse en acciones de espionaje. Al fin de cuentas, todos se espían.

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