Víctor Vargas Montaño¿Protección o crueldad extrema?
2013-10-22 - 23:06:47
Existen dos cosas que observo constantemente y que día tras día me convenzo más de la crueldad con que normalmente veo tratar a otros seres de la naturaleza, a pesar que estos seres, son muy útiles en nuestras vidas, y, como nadie dice nada al respecto, permítanme por ahora referirme un poquito a estos temas.
El primero. Constantemente vemos y escuchamos noticias sobre fumigación de colmenas o enjambre de abejas, me refiero específicamente a aquellas que producen la miel, el polen, la cera y otras sustancias beneficiosas para nuestra salud, sin embargo, bajo el pretexto de protección y cuidado, el equipo de “alerta temprana”, hace alarde de haber fumigado casi un centenar de colmenas en lo que va del año.
Pero señores, nos hemos preguntado alguna vez ¿Por qué? o ¿Cuál es el motivo para que estas abejas acampen en la ciudad?, ¿No creen que nosotros mismos somos los culpables para ello?. Yo creo que sí, es más, estoy seguro que sí, el ser humano poco a poco está terminando con los bosques, está poblando a diestra y siniestra los campos, por si fuera poco, se expanden los buscadores de la miel sin costo alguno, es decir, existen personas que talan los árboles por sacar la colmena que encuentra en ellos sin medir las consecuencias, a ello se suman los incendios, el cambio climático y otros factores que afectan el hábitat de las abejas obligándolas a buscar refugio en las ciudades y para colmo, como somos intolerantes, destructores por esencia, aquí las matamos sin piedad, pues estos indefensos insectos tienen la mala suerte que los niños circulen por las calles y como no pueden pasar sin molestarlas, se hagan picar, pero además de ser mal educados, resultan alérgicos y entonces con mucha facilidad acudimos a pedir “protección” para que las brigadas de “alerta temprana” fumiguen y exterminen la abejas.
Sinceramente creo que esto es una barbaridad, es una crueldad extrema ensañarse de esta forma con las abejas, máxime cuando existen otras maneras para cuidarse de ellas, tales como atraparlas y llevarlas a los productores de miel o liberarlas en su medio hábitat, por último, debemos educarnos un poquito y aprender a no molestarlas, ellas no pican si uno no se acerca a su colmena o las molesta.
El segundo. Es el caso de los caballos carretoneros y en especial los que acostumbran entrar al centro de la ciudad, es probable que algunas personas salgan a decir que es su derecho al trabajo, pero justamente nuestro derecho al trabajo no debe ni puede estar atentando contra la seguridad ciudadana, contra la libre circulación e incluso, contra su propia integridad física. En todo caso, el principal problema es que se está cometiendo una crueldad extrema contra estos animales día tras día.
Vean ustedes que no existe un solo caballo carretonero en buenas condiciones físicas, y se han preguntado ¿Por qué?, pues por la sencilla razón que sus dueños no los alimentan bien, esos animales comen muy poco, sufren de sed ya que si les dieran comida y agua suficiente para alimentarlos adecuadamente, seguro pararían orinando y defecando a cada rato, lo que implicaría una verdadera molestia para su dueño y para la sociedad. Por cuanto no es viable esta manera de trabajo en la actualidad.
Es más, pese a que esos animales no comen bien, al ingresar al centro de la ciudad (llámese entre el 1ro. y 3er Anillo) y en las avenidas, es una verdadera molestia para la circulación vehicular, provocan trancaderas, dan mal aspecto, sus conductores los maltratan, etc. etc.
En definitiva, esto no puede seguir así. Es necesario que las autoridades tomen cartas en el asunto, que los entes protectores de animales se pronuncien al respecto y pongan fin de una vez por todas a estas atrocidades que cometemos contra animales indefensos.
