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Humberto Vacaflor Ganam

Inversiones sí, pero...


2013-10-08 - 20:52:06

En su edición de esta semana, la carta informativa Siglo 21 recoge un tema que está en el centro del debate electoral boliviano, aunque pocos lo adviertan.

El tema son los precios de las materias primas y las inversiones que se pueden hacer cuando esos precios han subido.
 
En el último decenio los precios de los metales aumentaron 66% y el petróleo 159%. El efecto sobre los países productores de materias primas ha sido enorme, pero es difícil saber si estas economías lograrán sacar provecho duradero a esta buena racha.

Según Andrew Warner, Profesor Residente en el Departamento de Estudios del FMI, las rachas de precios excepcionales del pasado en muchas ocasiones no han logrado crecimiento sostenido ni sostenible. Pone en duda incluso el mecanismo preferido por estas economías durante los auges de las materias primas, que es la inversión pública. “Los resultados cuestionan los modelos económicos utilizados suponiendo que los países crecen automáticamente cuando aumenta la inversión de capital público. Indudablemente, la inversión de capital público ha aumentado en las economías de rápido crecimiento, pero los datos sobre el crecimiento del PIB sugieren que los rendimientos son negativos”, asegura Warner en un artículo publicado por F&D.

El lento crecimiento de las economías con abundantes recursos naturales tiene dos explicaciones principales: el funcionamiento deficiente de las instituciones y el “síndrome holandés”. Según  Warner ninguna explicación es particularmente útil para sugerir soluciones.
En el primer caso el problema es que el concepto de instituciones es demasiado amplio. Un mal funcionamiento de las instituciones puede significar cualquier cosa: desde leyes formuladas de manera inadecuada hasta una administración laxa, salvaguardias insuficientes contra la corrupción o políticas económicas poco firmes.
Y surge otro demonio: cuando hay mucho dinero sobre la mesa, la política de inversión de un gobierno es especialmente vulnerable a la influencia de grupos de intereses, advierte Warner.

Los grupos influyentes (empresas constructoras, consultores y prácticamente cualquier entidad comercial que sea parte interesada en las inversiones) se benefician simplemente mediante la implementación de las inversiones, con independencia de su valor social. Los intereses políticos y regionales presentan enérgicamente sus propuestas de inversión. Por lo tanto, se desarrolla una cultura de autopromoción y defensa que distorsiona.

Por ejemplo, instalar una planta de urea en un lugar inapropiado, con un costo de 840 millones de dólares no ayuda: perjudica.
Vacaflor.obolog.com

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