PresentaciónTurísmoBlogshoybolivia | FacebookJuegosRSSYoutubeTwitterMóvil
Jueves 28 de marzo 2024 Contacto
InicioPortadaDestacadasEspecialesBoliviaTemas
CuriosidadesEspectáculosArte y CulturaHoy EventosMujer

           
Carlos Rey

Levántame que estoy caído


2013-06-09 - 20:27:36

Un mensaje a la conciencia
Levántame, Señor, que estoy caído,
sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;
quiérome levantar y estoyme quedo;
yo propio lo deseo y yo lo impido.

Estoy, siendo uno solo, dividido;
a un tiempo muerto y vivo, triste y ledo;
lo que puedo hacer, eso no puedo;
huyo del mal y estoy en él metido.

Tan obstinado estoy en mi porfía
que el temor de perderme y de perderte
jamás de mi mal uso me desvía.

Tu poder y bondad truequen mi suerte:
que en otros veo enmienda cada día,
y en mí nuevos deseos de ofenderte.»1

Con este conmovedor soneto de Fray Miguel de Guevara se inicia el conceptismo mexicano de los siglos dieciséis y diecisiete. Lo que tiene de ingenioso el soneto —lo cual caracteriza a la poesía conceptista— es la forma en que se vierte el concepto y no el concepto mismo, ya que éste proviene de la fuente literaria más conocida de todos los tiempos.

El escritor que le sirvió de inspiración a Fray Miguel no tiene fama de ser poeta como él, pero sí de ser pensador. Se trata del apóstol San Pablo. Y esta es la forma en la que el célebre apóstol vierte el concepto original en su carta a los romanos:

... yo soy meramente humano —confiesa San Pablo—, y estoy vendido como esclavo al pecado. No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco.... Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace sino el pecado que habita en mí.

Así que descubro esta ley: que cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal.... Esta ley [del pecado] lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo.2

¡Quién sabe cuánto aliento le infundieron a Fray Miguel esas palabras transparentes de San Pablo! No cabe duda de que el más insigne apóstol se contaba entre los seres que más dispuestos estamos a reconocer que somos humanos.
Reconocía que era un hombre de carne y hueso. Por eso hasta los más viles pecadores podemos identificarnos con él en ese pasaje bíblico. Pero no nos deja sumidos en la desesperación. Después de exclamar: ¡Soy un pobre miserable! y de lanzar el interrogante: ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?, San Pablo mismo contesta triunfante: ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor!3

Por eso el soneto comienza con el ruego: Levántame, Señor, que estoy caído. No somos capaces de levantarnos por nuestra cuenta. Pero el poder y la bondad de Dios son más que suficientes para lograrlo. Basta con que le imploremos:

¡Sálvame, Señor, que estoy perdido!
Yo no quiero perderme ni perderte,
sino que quiero dejar de ofenderte.
____________________
1Fray Miguel de Guevara, Levántame, Señor, que estoy caído, reproducido en José Pascual Buxó, Muerte y desengaño en la poesía novohispana: siglos XVI y XVII, 1a ed. (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1975), p. 27.
2Ro 7:14-23
3Ro 7:24 25

Copyright © Hoybolivia.com Reservados. 2000- 2024
Optimizado para Resolución 1024 X 768 Internet Explorer 4.0, Netscape 4.0, Mozilla Firefox 2.0