Alejandro A. TagliaviniLas FFA chavistas, el mercado enemigo invencible
2013-02-08 - 23:23:29
Según el presidente de la Asamblea Nacional venezolana la “Fuerza Armada es bolivariana”, revolucionaria, socialista y chavista “…no es más que el pueblo en armas…”. Más claro no podía ser al remarcar la oposición entre el estatismo, el chavismo, y el mercado que es el relacionamiento pacífico y voluntario, entre las personas, que acuerdan sus trabajos y actividades a través de los precios y tarifas.
O sea que el mercado y lo violento son opuestos. El estatismo es, precisamente, el uso del monopolio estatal de la violencia para imponerse sobre el mercado, sobre lo que se daría natural y espontáneamente. Es la imposición de la “autoridad” coactiva -personajes artificiales, con privilegios y vocación de dominación enfermiza- que naturalmente no se daría.
Tan amante de la violencia es el chavismo que, sin Chávez, el Gobierno convocó a movilizaciones por el “día de la rebelión”, aniversario del levantamiento armado contra el presidente Pérez, el 4 de febrero de 1992, “rebelión popular” liderada por el ahora “presidente constitucional” quién aseguró que “Sin 4 de febrero, yo no estaría aquí”, de modo que no queden dudas.
Ahora, si mercado y violencia son incompatibles y, por tanto, voltear violentamente a un estatismo resulta incoherente, ¿cómo se desmantela a los sistemas anti mercado, violentos? ¡Con mercado! Que es el “arma” más eficiente y definitivamente invencible. Quién no sabe que el mercado es capaz de desmantelar cualquier dictadura –leyó bien: capaz de desmantelar cualquier dictadura- desconoce lo que es y, por ignorancia, propone soluciones militares que fortalecen a los estatismos.
Y, sin dudas, este es el motivo fundamental por el cual la libertad no progresa más en el mundo porque, por ignorancia, los mismos que dicen defenderla la atacan y destruyen. La Segunda Guerra Mundial, por caso, se hizo supuestamente para terminar con las tiranías (la de Hitler) y salió el tiro por la culata, la libertad quedó muy perjudicada: se estableció la URSS, el peor estatismo, y el más poderoso, de la historia que promovió guerras y movimientos guerrilleros, de los cuales algunos todavía subsisten en forma armada o “pacífica” como los gobernantes nicaragüenses y argentinos.
Los estatismos se auto destruyen porque la violencia destruye todo hasta llegar a sí misma. Entonces, basta con respetar al mercado y dejarlos a su propia suerte para que se terminen. Si hoy subsisten es por las ayudas externas de quienes no respetan al mercado: por ejemplo, organismos surgidos de los impuestos coactivamente obtenidos de las personas -multiestatales- como el FMI, el Banco Mundial, etc, se dedican a financiar estatismos y lo mismo los organismos estatales de “ayudas” internacionales. Hace pocos años, Benjamin Powell y Matt Ryan mostraron cómo EE.UU., y sus socios en la OECD, han contribuido con ayuda “humanitaria” al sostenimiento de los 20 peores dictadores del planeta que recibieron US$ 55.000 millones.
La lista de medidas contrarias al mercado que ayudan al estatismo es larga. La militar (ergo, estatal) “guerra contra las drogas” sirve para financiar grupos terroristas como las FARC. Bloqueos, trabas aduaneras, impedimentos migratorios de personas y bienes son todas medidas estatales que impiden que el mercado se expanda y penetre dentro de las estatismos, como el cubano cuyo pueblo vive aislado del mundo.
*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California