Marcelo Ostria TrigoHorror en Newtown
2012-12-20 - 21:54:19
La matanza de 20 pequeños niños y seis adultos en la escuela primaria Sandy Hook de Newtown, Connecticut, conmociona a Estados Unidos y al mundo. El presidente Obama, con visible dolor, dijo que estos niños “tenían sus vidas enteras frente a ellos: cumpleaños, graduaciones, bodas. (...) Nuestros corazones están rotos hoy”.
Este espeluznante crimen no fue cometido por un delincuente común. Un comerciante del lugar reveló que la madre, también asesinada por su hijo de 20 años, el autor de la matanza, era coleccionista de armas. “A menudo –dijo– ella practicaba tiro con sus hijos”.
Al dolor, debe seguir la reflexión de sociólogos, criminólogos, educadores, sicólogos, etc. En Estados Unidos los ciudadanos se dividen entre los que defienden el derecho a poseer armas de fuego y los que propician que se restrinja su tenencia. Ese debate, ahora, vuelve a ser intenso. El alcalde de Nueva York pidió más acción: “El país necesita que se envíe una ley al Congreso para solucionar el problema”.
El debate no es simple. Hay paradojas: Australia y Nueva Zelanda, donde la tenencia de armas es permitida, tienen reducidos índices de homicidios, mientras que en Rumania y Hungría, que prohíben el uso de armas de fuego, los índices de homicidios son más elevados. “Esto sugiere –dice el especialista Eduardo Ovalles– que el tema del control de armas tiene que ser necesariamente analizado en el contexto de la violencia que vive una determinada sociedad”.
Por su parte, el escritor venezolano Moisés Naím recuerda que el 42% de los crímenes del planeta se dan en América Latina, donde vive el 8% de la humanidad. “El conflicto armado entre palestinos e israelíes del mes pasado arrojó aproximadamente el mismo número de fatalidades que hay en un fin de semana ‘caliente’ en Caracas. La probabilidad de ser asesinado caminando por cualquier calle de Bagdad es menor que la de morir en una calle de Guatemala. En todo el mundo las tasas de homicidio han venido declinando o no han aumentado mucho. En cambio, en América Latina vienen creciendo aceleradamente”.
Lo sucedido en Newtown, entonces, también es una tragedia nuestra.
