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Álvaro Riveros Tejada

Un correazo a la OEA


2012-06-07 - 22:44:44

Sin ser original u extraordinaria la postura asumida por los países que integran el ALBA en contra de la Organización de Estados Americanos, duramente expresada en la inauguración de la 42ª asamblea de dicho organismo regional que se viene celebrando en Cochabamba, ésta obedece al reiterado anuncio formulado por el micomandante Chávez, desde su sala de pre-embarque, de retirar a Venezuela de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos adscrita a esa corporación, actitud que obedece al afán de convalidar todos los excesos que su administración viene cometiendo en contra de las más fundamentales libertades ciudadanas.

De la misma forma como se ejerció presión a la reunión de Cartagena de Indias, con la muletilla del regreso de Cuba al seno de la OEA o la devolución de las Malvinas a la Argentina, se ha escogido para este encuentro al presidente del Ecuador como correa trasmisora,  para que en su carácter de pirómano atice el ataque a la CIDH con el propósito final de incinerar la asamblea.

Se sobreentiende que en medio de un clima adverso a los países que en este preciso momento se vienen asociando con la bendición de los EE.UU. y Europa, para formar la alianza del pacífico como: México, Panamá, Colombia, Perú y Chile, unión que echa por la borda toda aspiración de éxito de los integrantes del ALBA, basados únicamente en las utopías del Foro de Sao Paulo y la trasnochada teoría del Socialismo del Siglo XXI, ningún éxito era previsible para la reunión de Tiquipaya. De ahí la ausencia de la señora Hillary Clinton, el abandono de la misión chilena, la poca representación de España y otros tantos incidentes que pasaron como notas de color de este folklórico acto.

Con  lo señalado, resulta pues clara la intención manifiesta por parte de los países albinos, de borrar todo vestigio  anglosajón del seno de la OEA e introducir la fórmula del etnocentrismo disociador que tantos éxitos populistas les ha deparado. Empero, como el populismo no suele traducirse en moneda de curso legal y menos en seguridad alimentaria para los pueblos, como era el “noble propósito original de esta asamblea” todas esa muestras de trillado antiimperialismo, de pretender sustituir nuestras relaciones con los EE.UU. por las de Libia, Siria, Irán y otros países que todavía  se encuentran detrás de una nostálgica cortina de hierro, simplemente se van por la alcantarilla de la historia.

Como se ha hecho usual y anecdótico en las reuniones de la OEA en Bolivia; de esta asamblea, así como la del 1979, quedará en los anales de la historia de la organización un melodramático recuerdo de un encuentro donde se habló de todo y no se habló de nada, donde los temas de fondo que verdaderamente le interesan a Bolivia quedaron en el basurero, por que se prefirió priorizar la devolución de las Malvinas, despenalizar el acullicu, echar barro sobre toda la prensa latinoamericana y donde a un infaltable pendejo se le dio por darle un correazo a la OEA.

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