PresentaciónTurísmoBlogshoybolivia | FacebookJuegosRSSYoutubeTwitterMóvil
Jueves 28 de marzo 2024 Contacto
InicioPortadaDestacadasEspecialesBoliviaTemas
CuriosidadesEspectáculosArte y CulturaHoy EventosMujer

           
Susana Seleme Antelo

De estrategias y conjuras


2012-04-30 - 20:56:02

De ellas está plagada la práctica política del presidente Evo Morales en estos seis años de gobierno. Han sido trampas arteras a la democracia, pues no hay otra forma de definir la afirmación del ‘Vice’ Álvaro García Linera, cuando confesó impávido su “estrategia envolvente” para que en la nueva Constitución Política se aprobará una redacción más que ambigua, a todas luces engañosa, que permite la re-re-eleción de Morales. Es decir, por tercera vez, violando esa norma que solo faculta una segunda, y él ya fue reelecto en 2009, luego de su primera elección en 2005.

Entre tantas estrategias para la toma del poder político-territorial-social-militar del autócrata y sus hombres, se destacan las “estrategias militares envolventes” como la aplicada al movimiento autonomista cruceño y de lo que fue la llamada ‘Media Luna Autonomista’: Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija. El  objetivo era desarticular esa corriente de oposición política que hizo del viejo anhelo de autonomía -ni separatista ni terrorista- su bandera de lucha. Lo fue en toda su historia republicana frente al poder andinocentrista, sin importar el partido político que estuviera en el gobierno, todos centralistas a rajatabla.

La estrategia militar envolvente contra la autonomías y sus líderes empieza con la toma de Pando en septiembre de 2008 y el encarcelamiento del entonces prefecto Leopoldo Fernández –hasta hoy sin juicio- sin que importaran muertos ni heridos de un enfrentamiento entre campesinos, provocado por el Ministro de gobierno de la época, hoy restituido en el cargo.  También en septiembre se ensaya otra estrategia militar contra Santa Cruz de la Sierra, cercada durante ocho días a 17 kilómetros de la ciudad, por movimientos sociales organizados, armados y financiados por el poder central. No llegó la sangre al río, pero para entonces el gobierno ya había empleado otras estrategias, sin descartar nunca la militar.

El fin era el mismo: “aplastar” -el ‘Vice’ dixit- al enemigo que impedía la toma del poder total y el sueño que quedarse 50 años ejerciéndolo. Y entre tantas opciones antidemocráticas, nada mejor entonces, que infiltrar el movimiento autonomista con un supuesto defensor de la causa, el húngaro-boliviano nacido en Santa Cruz, de madre cruceña, Eduardo Rózsa Flores. Había pasado parte de su infancia aquí, pero estuvo ausente durante muchos años. Así se inicia la infame conjura terrorista-separatista contra la dirigencia política, cívica y empresarial cruceña para asestarles un brutal golpe, que no sería el último, el 16 de abril de 2009, hace ya tres años.

Aquella madrugada, la noche cruceña se estremeció en la cercanía del céntrico hotel Las Américas, cuando un comando de élite de la policía boliviana, penetró violentamente en las habitaciones de Rozsa Flores, Árpad Magyarosi, húngaro y Michael Dwyer, irlandés, y los ejecutó mientras dormían, sin mezquinar balas.

Diez días más tarde -26 de abril de 2009-  la periodista Maite Rico, del periódico El País, de Madrid, fue la primera en dar la voz de alarma sobre la conjura. Según sus fuentes, “la seguridad del Estado boliviano contactó a Rózsa en España en agosto de 2008”.  El 30 del diciembre de 2010, siempre según sus fuentes, Rico escribió que “quien realmente contrató a Rózsa fue el coronel Jorge Santiesteban, entonces jefe de Inteligencia de la policía –hoy su comandante- y su segundo, el capitán Walter Andrade. El objetivo era tender una trampa a los supuestos grupos separatistas y de paso liquidar políticamente a los principales dirigentes regionales... el coronel dirigió el asalto al hotel y se asesinó a los tres hombres ‘para borrar huellas’...” Testigos de aquella madrugada dicen que los extranjeros fueron tiroteados a sangre fría, relata Rico.

Horas más tarde, siguiendo a Rico, el presidente de Bolivia, Evo Morales, llegaba a Venezuela para participar en una cumbre bolivariana. Con irónica complicidad en el mismo aeropuerto señalo: "Me informan que esta madrugada ha habido un tiroteo donde han caído tres extranjeros y hay dos detenidos. Metieron bomba y bala. Resistieron". Era una trama, "de la derecha" dijo "para matarme a mi y al Vicepresidente".

Lo supo antes de dejar Bolivia, según fuentes informadas. En los hechos fue otra constatación de una flagrante violación al Estado de Derecho y a los Derechos Humanos.

El deber de la memoria

Es un deber que interpela para no olvidar las estrategias envolventes y las conjuras militares del presidente Evo Morales, su ‘Vice’ y todos los demás contra Santa Cruz. Era la piedra  en zapato por ser el departamento más competitivo en términos capitalistas, con empresarios innovadores, el más rico, con mayores y mejores servicios. La gran mayoría de la población nunca estuvo de acuerdo con la ideología que pregonaba el gobierno de Morales –socialista-comunista-marxista-leninista- ni la con gestión económico-política. Por eso el complot terrorista-separatista que urdieron en su contra. 

Hablar, denunciar y escribir acerca de esa conspiración es un deber de la memoria para con nosotras y nosotros mismos. No fue solo una conjura contra la oposición política, cívica y empresarial, sino  también contra la sociedad cruceña y boliviana democrática y autonomista.

Es ese deber de la memoria el que me recuerda a la increíble María del Rosario Castañeda y Montero, conocida como la Mamá Grande, cuando en su propio funeral dijo “Es hora  de contar los pormenores de esta conmoción nacional, antes de que tengan tiempo de llegar los historiadores”. Así hace hablar Gabriel García Márquez a su heroína en “Los Funerales de la Mamá Grande”. 

Razón tenía y tiene el ‘Gabo’, porque casi siempre -con honrosas excepciones- quienes escriben la historia son los vencedores políticos o militares, siempre momentáneos; o los historiadores ‘tira-sacos’ de esos vencedores; o los fiscales que denigran la independencia del poder judicial, y los que se prestan al juego del poder político autoritario y sin escrúpulos. Por eso hay que hablar sin tregua sobre la conjura contra Santa Cruz, contra la democracia y contra la autonomía, antes de que la historia oficial del MAS se siga imponiendo, como se impuso hasta no hace mucho tiempo en Bolivia y en el extranjero.

En otra palabras, que los ajusticiados extrajudicialmente Eduardo Rózsa Flores, húngaro-boliviano; Árpad Magyarosi, húngaro, y Michael Dwyer, irlandés,  el amanecer del 16 de abril de 2009, eran terroristas contratados por la oposición cruceña para forzar una sedición armada y asesinar a Morales.

Es un deber de la memoria ‘contar los pormenores de esa conmoción nacional’, porque como en una novela de terror y espionaje, los tres hombres  asesinados eran mercenarios infiltrados en las filas autonomistas cruceñas. Los mataron para que no sepa la verdad, “para borrar las huellas”, como dice de la periodista española Maité Rico. Sin embargo, pese a los denodados esfuerzos de la propaganda oficialista, están sus escritos, los cables de Wikileaks, los artículos sobre Rozsa y su cuando menos azarosa vida como combatiente en la guerra de los Balcanes, o el último libro de Carlos Valverde Bravo “Maten a Rozsa. El rompecabezas de una conspiración”. Valverde piensa, y no está errado,  que Morales dio la orden, de ahí el título de su libro, corroborado con las declaraciones hechas en Venezuela, apenas arribado a ese país. 

Todos los cables, escritos, libros y correos de la computadora de Rozsa implican a personeros del gobierno, de la policía, amén del comando de élite que asesinó a los mercenarios aventureros.

El resultado de esa conjura es que la ‘Media Luna Autonomista’, esperanza frente a los impulsos totalitarios de Morales, entró en coma y no despierta aún, mientras su dirigencia dispersa dentro y fuera del país, anda como ‘cada quien en lo suyo’. Y lo que es peor: que son 39 los procesados en un juicio sin pruebas, con testimonios sobornados, supuestas hipótesis y falsas evidencias, pero encarcelados, perseguidos, con detención domiciliaria  y exiliados hace tres años, con su dolor a cuestas, el de sus familias y amistades.

De las 39 personas acusadas por el Ministerio Público por terrorismo, separatismo y alzamiento armado, 18 fueron declaradas en rebeldía porque salieron del país. Otras 12 fueron detenidas preventivamente en cárceles y nueve tienen detención domiciliaria. El fiscal del caso, Marcelo Sosa, obsecuente al poder político, señaló que aún resta definir el lugar donde se llevará a cabo el juicio, el próximo 15 de mayo, debido a que algunos acusados tienen problemas cardíacos para asistir a audiencias en la ciudad de La Paz, a 4000 metros de altura sobre el nivel del mar. Al parecer, esta vez tendrán,  en cuenta los certificados médicos. A su vez, el Juzgado Séptimo de Sentencia de La Paz a través de un sorteo, ya eligió, a 12 personas para la conformación del tribunal que juzgará el llamado ‘caso Rózsa’ o Terrorismo-Separatismo.

A todas lunes este es un juicio viciado de nulidad que violó la presunción de inocencia de los imputados; el principio de territorialidad con un juez natural en el lugar de los hechos, pues trasladó las investigaciones a la sede de gobierno, para manipular mejor a un poder judicial subordinado al poder político; les negó y les niega a presos, detenidos  y exiliados un proceso imparcial y justo.

Nadie puede negar que ante el abuso, la prepotencia y las amenazas del centralismo, aquí hubo quienes pensaron en una legítima autodefensa, ni terrorista  ni separatista, menos aun ilegal.  Que haya habido algunos que creyeron en Rozsa, que ‘pisaron el palito’ y que jugaron a ser Rambos liberadores, es probable. Pero tampoco fue delito: no mataron ni hicieron daño a nadie.

Hoy, cuando en Europa familiares de los acribillados, se hacen oír y pocas dudas quedan sobre la ejecución extrajudicial, solo ahora, pasados tres años de aquel abril aciago, la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Bolivia, recibe a familiares de los 39 imputados. Antes llegó a Santa Cruz de la Sierra un  representante de dicha Comisión y escuchó a sufrientes esposas, madres, hijas, hermanas y amigos para terminar recomendando que “agoten las instancias nacionales”. A todos ellos también los recordará el deber de la memoria.

Copyright © Hoybolivia.com Reservados. 2000- 2024
Optimizado para Resolución 1024 X 768 Internet Explorer 4.0, Netscape 4.0, Mozilla Firefox 2.0