Es propio de los regímenes oclocráticos que sus políticas sean tan poco consistentes como la marea múltiple de la muchedumbre que les acompaña. En realidad la inconsistencia es consubstancial a su razón de ser.
Por eso no puede extrañar que anden desojando margaritas: esto me gusta, esto no me gusta, mucho, poco, nada. La carretera por el TIPNIS va “sí o sí”, luego ley corta “obedeciendo al pueblo”, para después “pedir apoyo de los que quieren carretera”.
Defender el medio ambiente en Foros Internacionales y degradar el medio ambiente fomentando el cultivo de la coca, protegiendo al narcotráfico. Declararse firme defensor de los Derechos Humanos, acusando a Gonzalo Sánchez de Lozada de genocida por haber defendido la estabilidad de su gobierno legítimamente constituido y en una demostración de inconsecuencia golpear, maniatar y amordazar a sus propios hermanos de sangre, cuando no matar en el uso injustificado de la fuerza, en los hechos de la Calancha en Sucre y del incendio de la Prefectura en Cochabamba.
Inconsistencia política y social. Pendularidad económica. Hablar de nacionalización y mentir en todos los foros diciendo que ella fue la artífice del crecimiento de las exportaciones y del incremento de las Reservas Internacionales, mientras Bolivia se convierte de exportador de gas importador de sus derivados, de centro energético del cono sur, en país marginal, de país exportador de productos agroindustriales, como el azúcar, la soya, el maíz, en importador de bienes agrícolas.
Dignidad pisoteada. Imagen delincuencial. Al legalizar el robo de automóviles el contrabando y proteger las actividades del narcotráfico sosteniendo un sistema de blanqueo de ese dinero, sin el menor rubor, colocando al país en el concierto de aquellos que protegen el lavado de dinero, y todo este cuadro de país nudo, que no permite el desarrollo armónico de la región, sino que la convierte en un centro de ilegalidad cubierta de barniz social, obliga a Brasil, a desplegar una contingente armado para resguardar sus fronteras ante la desaforada exportación de narcóticos y armas, que colocan en riesgo la realización del campeonato mundial de futbol.
Bolivia sumida en un profundo pozo.
Por esto, resulta tragicómico escuchar a los constructores del desastre nacional, seguir invocando a la derecha, al neoliberalismo, como la causa y pintar diablos en la pared asustando a sus bases en ampliados convocados para el efecto.
Ya no tienen audiencia. Ya no tienen aplausos. Ya no atraen el interés internacional. Ya no son.
Y lo que no hacen es explicarnos que pasó. Cómo es que el superávit fiscal se ha convertido en déficit. Qué hicieron con 35 mil millones de dólares que recibieron como exportaciones. Cómo es que un señor de apellido Gil compra Gravetal, compra medios de comunicación, ferrocarriles, y el gobierno plurinacional no abre la boca, no dice nada, pero persigue al propietario de Aerosur, mantienen sin libertad a Juan Antonio Morales, nos tienen con refugio acusados de todo lo imaginable y se inventan juicios para evitar que estemos ahí presentes para darles la cara.
